Al que madruga, Dios le ayuda. Dice nuestro refranero. Tal vez sea así. A pesar del sueño que sin duda te provoca un madrugón, siempre hay alguna cosita que te puede recompensar por hacerlo. Como por ejemplo estas dos fotografías que he tomado a las 7:30 en Zaragoza.
Yo también lo vi, Carlos. El cielo estaba precioso. Lo malo fue la lluvia que cayó después y que me pilló en plena calle