Aproximación a oscuras

 


Fuera de la luz sólo hay oscuridad…

 

Hablar de incidentes aéreos sin saber cómo se definen es, desde todo punto de vista, papel mojado. Así que comenzaré con lo que entiende la Ley por Incidente, tal como refleja el R.D. 389/1988 de 13 de Marzo:

Incidente: «Todo suceso relacionado con la utilización de una aeronave, que no llegue a ser un accidente, y que afecte o pueda afectar a la seguridad de las operaciones». Visto lo cual, y ya que remite a accidente habrá que saber por tanto lo que considera como tal.

Accidente: mejor ver directamente el artículo 3 del decreto enlazado…

El término incidente queda abierto pues a todo tipo de circunstancias, que sin llegar a provocar daños o lesiones graves, constituyan un riesgo para las personas, las aeronaves o las propiedades.

Un amigo me aporta una experiencia vivida recientemente en el Aeropuerto del Prat, en Barcelona. Una pequeña reseña de un periódico en el que pasa de soslayo sobre un hecho objetivo, un apagón de luz en la zona aire, que provocó el desvío de varios aviones a distintos aeropuertos alternativos de la zona.

Un avión en vuelo está siempre expuesto a todo tipo de circunstancias que aun siendo posible considerarlas como poco graves, implican más que una molestia al usuario. Si un avión cualquiera debe proceder a un aeropuerto alternativo por causas ajenas al interés de la tripulación, de la compañía y por supuesto del usuario, la repercusión en todos ellos va más allá de la incomodidad que se les ocasiona de manera «gratuita». Alguien debe ser «RESPONSABLE» de que esto haya podido ocurrir.

AENA, ese monstruo descabezado que está en venta, y que hasta ahora es, mejor dicho debería ser, quien garantizara el servicio que presta, y que cobra a las compañías, quienes a su vez lo repercuten en el «contrato de pasaje» (vulgo billete de avión), y que siempre se va «de rositas» cuando el hecho se le puede IMPUTAR directamente.

Dejar sin luz la zona aire queda como muy bonito en un papel de rotativa y en general no dice nada a nadie, salvo a los que trabajan precisamente a ese lado de la barrera. La zona aire es justo donde se desarrolla siempre el trabajo aéreo, es en donde desde el patio de maletas, la plataforma de aparcamiento, las calles de rodadura, la pista de aterrizaje, el control de tráfico… y todo ello siempre «SUPERVISADO» y «NORMALIZADO» por la autoridad aeronaútica española.

El artículo deja «en el aire» las luces que se apagaron, si fueron las de aproximación, las de rodadura, las ayudas visuales, o si afectó también a las comunicaciones, a las ayudas de navegación instrumental, o si sencillamente se apagaron las farolas del parking. NADA DE NADA. Sólo dice que varios aviones se desviaron hacia otros aeropuertos y ahí se acaba la información, como si tal cosa, y achacándolo a un «posible» corte accidental de un cable por una máquina.

Evidentemente los políticos intentan sacar tajada de estos lamentables incidentes, y La Generalitat ha abierto un expediente informativo. Claro que en mi humilde opinión no lo hace de manera adecuada, ya que aduce que la falta de información a su departamento de Interior le impidió activar el Plan de Emergencias Aéreas. ¿Emergencia?. Según parece ningún avión declaró ninguna emergencia, sencillamente «sufrieron» y operaron forzosamente a otros aeropuertos, que además como el de Gerona quedó saturado de aviones en su zona de aparcamiento y no podía recibir más tráficos.

Hablan de tan sólo 11 vuelos, cuando según me dicen hubo bastantes más, siempre minimizando la afectación, y magnificando el buen hacer de un Ente nefasto en la gestión aeroportuaria, no sea cosa que se devalúe todavía más lo poco que queda aprovechable de este enfermo terminal llamado AENA.

Nadie sabe a ciencia cierta el número de vuelos afectados, la cantidad de pasajeros que hubo que trasladar a Barcelona por otros medios de transporte, el coste adicional para las compañías de este INCIDENTE luminoso, que ha quedado diluído a nivel informativo.

Hace bastantes años sucedió algo igual cuando estábamos en aproximación final al aeropuerto de Palma de Mallorca. Todo iba bien, autorizados a aterrizar y a unos mil pies de altitud se apagó totalmente el aeropuerto. Desapareció materialmente engullido por la oscuridad. Continuamos normalmente con la aproximación hasta mínimos, y tuvimos que hacer una frustrada, hacia el entonces VOR MJV. Entramos en espera hasta que al cabo de unos cinco minutos se restableció el suministro de energía mediante generadores auxiliares, y pudimos aterrizar sin mayor problema. Nunca supimos las causas del apagón, ni se tuvo que declarar emergencia, sencillamente ocurrió y «santaspascuas».

Eran otros tiempos, aquellos en los que una eterna huelga de controladores franceses sometía a un estrecho cerco al tráfico aéreo español, se acumulaban varios días de demoras porque no había compañía o avión que no sufriera unos SLOTS de 8 ó 10 horas de demora, y en los que volar aún era considerado como algo maravilloso y sometido principalmente al mayor interés por parte de todo el personal de la SEGURIDAD.

Ahora cuenta más «ocultar» un incidente de estas características, hay que lavarse las manos y dejar que corra el tiempo y que el olvido se adueñe de la realidad. Lo pasado pasado está. Pero la gente del lado aire afortunadamente NUNCA OLVIDA, porque de todos los sucesos, de todos los incidentes sacamos lecturas POSITIVAS. Intentamos mejorar, prevenir, evitar, corregir y enmendar errores propios o ajenos. No culpabilizamos a nadie, porque poco importa quien o cómo nos ha llevado a afrontar una situación «delicada». Sólo pensamos en que tenemos nuestras propias responsabilidades, y las asumimos plenamente. Y desearíamos que los demás hicieran lo mismo con las suyas, en AENA en Fomento, en cualquier puesto en donde lo que de verdad debería valer es el buen hacer.

Espero que desde el 20 N el nuevo ministro de Fomento sea alguien que de verdad conozca y se deje asesorar por gente honesta, preocupada por los principios básicos de la aviación: SEGURIDAD, EFICIENCIA Y REGULARIDAD. Con eso me conformo de momento…

 

 

 

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

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