Asar pimientos y tomates

ScreenShot040

Ya el año pasado os daba cuenta de una tradición familiar que esperamos mantener año tras año, como es la de embotar y hacer conserva de tomate o asar unos «pimientos de Cristal» de Corella.

Ayer cumplimos de nuevo con el ritual de juntarnos en familia y amigos a «trabajar» para tener conserva de tomate frito para todo el año. A pesar del trabajo que comporta el proceso, se realiza con un alegría enorme, ya que con con algunos solamente tenemos ocasión de juntarnos con este motivo.

Lo cierto es que como todo lo hacemos manualmente nadie está inactivo en ningún momento. Para hacerse una idea todo comienza con el lavado de la verdura, así que caja a caja se va haciendo un meticuloso proceso de trasvasado a un bidón con agua para posteriormente ser cortados uno por uno. Llenar un caldero de tomate cuesta un buen rato, pero una vez conseguido el primer «cargamento» se pone al fuego para que vaya «sudando» y soltando el jugo hasta que se va codiendo lentamente.

Conforme va mermando el fruto hay que retirar poco a poco parte del caldo para que cuando llegue el momento de freirlo tenga la viscosidad adecuada (ni muy caldoso ni muy espeso). Ahora se le echa ya el aceite en el que se había estado friendo un poquito de cebolla al gusto y se mantiene friendo hasta conseguir el punto correcto de fritura, con unos puñados de azúcar y sal también al gusto.

Después de esto comienza una trituración manual del sofrito. Para ello utilizamos una pequeña máquina por las que se pasa el tomate tres veces consecutivas para separar completamente la pepitas y la piel del tomate y extraer toda la pulpa limpia.

A base de paciencia rellenamos los botes de conserva (previamente hervidos desde casa) y enpieza un baño-maría de veinte minutos para conseguir que queden perfectamente herméticos y esterilizados.

Como veis tampoco es para tanto, claro que ayer solamente hicimos 140 kg. de tomates… lo cual dió como resultado más de 300 botes de conserva que se reparten en función de las necesidades de cada familia que participa del acto.

Todas estas funciones las hemos ido coordinando de tal manera que casi cada uno tiene unas determinadas funciones en las que va participando, de tal manera que una vez que comienza el proceso no haya momentos de parón porque falta algo en una de las etapas.

Ayer Manolo nos hizo un «calderillo» típico (aquí se le llama Rancho) a base de patatas, codornices y caracoles. ¡Una auténtica delicia!. En fin que durante la comida es el único rato que nos relajamos un poquito con un buen vino de Navarra,  una buena mesa y una agradable conversación para llegar a la hora en que poco a poco hay que ir sacando los botes ya hervidos.

A mí me tocó hacer otra vez de fogonero de los pimientos, tengo algo de experiencia en fuegos debido a que ya he debido pasar por el infierno en anteriores reencarnaciones, así que me trajiné unos 60 Kg. de pimientos poquito a poco pero sin pausa… Como referencia solamente os diré que para ello sólo invertí unas 8 horas de «manubrio». Claro que esto es más fácil porque total quitarle a cada pimiento el rabo, lavarlos, asarlos, ponerlos bien tapaditos para que con su calor sigan cociendose solitos y llevárselos a las peladoras oficiales está chupado. (¿quereis vernos en acción?)

Afortunadamente tuve tanto que asar que me libré de la ingrata labor de su pelado, lo cual tiene más «guasa» de lo que pueda parecer. Unos se pelan bien y la mayoría no tanto, así que las manos delicadas de las señoras (octogenarias Pilar y Felisa) consiguieron con la ayuda de algunas más librar a los ¡malditos pimientos! de toda la piel y las pepitas. (¡pobrecicas mías!).

Luego ya sólo queda meterlos en bolsas herméticas para su posterior congelación y disfrute a lo largo del año. Ni qué decir tiene que todo este esfuerzo bien merece la pena, ya que estos pimientos constituyen por sí solos una «delicatessen» que muy poquita gente puede llegar a paladear,  porque la única forma de conseguirlos es hacérselo uno mismo y desde luego que no están a la venta en ninguna tienda de gourmets.

Espero haberos despertado un poco el apetito, pero de verdad que lo que realmente merece la pena no es el producto final, sino compartir estos momentos con la gente que quieres y aprovechar esta excusa para recuperar el contacto familiar y en colaboración todos con todos como parte de una cultura tradicional casi olvidada.

Un año más gracias a la Familia Jiménez, sin los que nada de esto hubiera sido posible disfrutar.

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

9 respuestas a “Asar pimientos y tomates”

  1. Buenos días,

    Somos una chicas de barcelona que estaríamos interesadas en conseguir una máquina de estas tan típica vuestras, para asar pimientos, pero no acabamos de dar con alguien que las venda ¿podríais indicarnos, por favor a donde dirigirnos???

    Mil Gracias

  2. Carlos, . Sí , como no! , lo de la parrillada pampera está pendiente jejeje, pero esa parrillada hay que acompañarla con un buen vino tinto , acá en Mendoza tenemos vinos excelentes que exportamos a todo el mundo , asi que con eso tenemos de sobra para el banquete =) . Respecto a lo de las cheklist , no hay problema!! , se que estás muy ocupado , y no tengo apuro sinceramente , no es nada urgente quedate tranquilo ,como te dije en el mail , tomate el tiempo necesario.
    Bueno estamos en contacto , suerte con los pimientos ! ..Guardate algunos , así en la parrillada los pruebo jaja 🙂 ..Saludos!

  3. José ya perdonarás por mi «silencio», pero tengo pendiente la check list (no me olvido). Lo único que ando disperso en mil historias, varios proyectos laborales, y un mucho de entretenimientos ociosos. Pero como ves tampoco escribo demasiado en el blog. Pronto escribiré sobre las listas de comprobación y espero que no defraude tus espectativas. en cuanto a lo de chef… ya me gustaría cocinar muy bien (aunque me defiendo) pero asar unos pimientos es sólo cuestión de paciencia y saber el momento de retirarlos del fuego. Ojalá me invites a una «parrillada pampera»… 😉

  4. Hola Carlos ! ..Tanto tiempo! ..Cómo andás ? .Yo todo ok .
    Se extrañan tus mail jeje .Che alguna vez tengo que probar esos “pimientos de Cristal” …Por lo que veo sos todo un chef ! ja ..Mirá que eso es un don , yo apenas se cocinar platos básicos .Acá en Argentina también hacemos la conserva de tomate para todo el año… =) …Bueno Carlos te mando un abrazo .Cuidate , saludos por allá !! …Como es de costumbre , gracias por todo amigo! Chau .

  5. Gracias Gustavo, ya ves en qué empleo mis energías… en elaborar unas auténticas «Joyas» gastronómicas de gran valor sentimental.
    Me alegro de fluvioencontrarnos navegando por internet, que es otra forma menos húmeda de navegar… 😉

  6. Vaya así es que es a esto a lo que te dedicas ,asando tomates todo el rato…….risas.
    Me he puesto a curiosear tu blog y no tengo más remedio que saludarte recordando los buenos momentos que pasamos en el río…(que nadie piense mal).
    Un abrazo .
    Seguiré curioseando

  7. Si es que a mi lo que me debe de faltar es la «jeta» que le echan algunas…Estoy por hacerle proposiciones a tu cuñado (siempre honestas) y que me sustituya en las labores manuales… 🙂

  8. Ja, ja, ja…. Yo tuve más suerte. Ffui a Pamplona este fin de semana y volví con un montón de botes de pimientos y tomate que mi cuñadico había preparado para mi. Además de deleitarme, una vez más, con su magnífico revuerlto de perretxikos. En cualquier caso, puedo reconocer perfectamente ese proceso. ¡Cómo odiaba pelar los tomates y cómo quedaban los dedos después de cuatro o cinco horas pelando tomates escaldados!

Responder a Lamia Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.