ATADES

Creo que en algún artículo previo conté cómo me acerqué por primera vez a esta organización. Fué hace muchos años y se trataba de llevarles un poquito de alegría con nuestras canciones de tuna. Nos recibieron como auténticas estrellas del rock, y a codazos se disputaban un lugar al lado de cualquiera de nosotros.

Unos «gamberros» como nosotros no nos lo podíamos creer, ni siquiera después de haber actuado en distintos lugares muy poco conocidos y casi apartados de la sociedad que les «oculta», de manera que nuestra conciencia siga tranquilamente preocupada con «sus cosas», así que con más frecuencia de lo que se pueda creer hacíamos unos bolos por sitios como: El hospital psiquiátrico, o la planta de psiquiatría del Hospital clínico, el Asilo de ancianos, El hospital Infantil y hasta en domicilios particulares donde algún tetrapléjico joven estaba postrado en una cama, por culpa de un accidente de tráfico…

¡Qué cosas, además de morro teníamos corazón!. Actuar en el colegio de Atades fué un tránsito hacia la comprensión de una situación aparentemente triste. Allí no había ninguna tristeza. Los niños con Síndrome de Down, y de otras alteraciones como paralisis cerebral, etc. estaban muy contentos, y gracias a su desinhibición, nos dieron infinitas muestras de todo el cariño que son capaces de dar. Sus padres estaban encantados de verles sonreir y agradecidos por nuestra presencia. Los cuidadores, las monjitas, todo el personal se desvivieron porque estuvieramos a gusto con tal de que todos los discapacitados psíquicos tuvieran un rato de felicidad.

Cuando te acercas a uno de ellos normalmente no sabes qué hacer, ni cómo tratarle, porque desconoces lo que es la manera más adecuada. Y es tan simple como tratarles de ninguna manera especial o diferente a lo que harías con cualquier otra persona. Son totalmente iguales al resto. Con ciertas limitaciones, eso sí, pero ellos te lo hacen muy fácil. Se muestran tal como son, te regalan cariño, te abrazan, te besan y te cuentan inmediatamente todo lo que sienten, sin ningún pudor ni vergüenza… ¡Son estupendos!.

Después he tratado a algunos niños de amigos con estas características y en menos de un instante te encuentras riendo con sus ocurrencias, con sus caricias y te olvidas del mundo «anormal» en el que vivimos. Somos nosotros los que nos hemos convertido en «anormales», ellos no tienen más que alteraciones cromosómicas y viven con ellas de manera natural.

Gracias una vez más a Gabriel que nos invita a colaborar con esta asociación de manera muy sencilla, haciéndome Voluntario Virtual de A TADES. Y yo lo hago más que encantado, porque me remueve preciosos recuerdos de juventud, porque se merecen todo el apoyo que seamos capaces de darle a este tipo de iniciativas, y porque la realidad social tiene algunos puntos oscuros que sólo necesitan un poquito de luz con la que alumbrar el camino que recorren en la oscuridad.

Por eso y por mucho más yo también os animo a todos a llevarles hoy una canción y una mano virtual con la que ayudarles a andar a nuestro lado. ¡AUPA TUNA! (Estos son de mi época, vamos que son de época)

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

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