Bandera blanca

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(autor: galleryquantum)

En las pelis de guerra, en las de indios y vaqueros, en cualquier enfrentamiento con violencia, se despliega una bandera blanca como símbolo de negociación. Así que hoy que vamos de sindicalismo, intentaré aportar ideas para negociar en igualdad de condiciones.

A mis «coincidentes laborales» siempre les reproché la falta de apoyo que daban a los representantes sindicales, esas personas sacrificadas que daban la cara por todos y luego eran abandonados a su suerte. El éxito de un representante sindical no sólo es producto de su esfuerzo y dedicación a una noble causa, sino sobre todo por el respaldo con el que cuenta entre sus propios compañeros. Siempre han sido denostados por aquellos hipócritas que lo único que pretenden es echar a los leones a una víctima que defienda su propia causa, mientros ellos se guarecen tras las troneras de la masa laboral, para no salir heridos en la batalla.

Cuando el casaca azul se aproxima, con su caballo, hacia el jefe indio con su penacho de plumas, no sólo lleva una propuesta de tregua, sino que hace alarde de su poderío basado en la fuerza que hay tras él. Pero si se da la vuelta y no hay nadie detrás que ponga cara de malo y demuestre que va a luchar hasta el límite, su negociación acabará en un farol donde habrá perdido toda la credibilidad y será castigado por su falta de poder disuasorio.

Más o menos siempre se les ha dejado «con el culo al aire» y sin argumentos con los que hacer su labor sindical. Después un poquito de mobbing, algo de descrédito profesional, y los despojos de un «síndico» para echar de comer a los carroñeros.

Un buen negociador de un convenio ha de ser ante todo prudente. Ha de ser impersonal y no entrar al juego de la descalificación personal, porque todo lo que manifieste con su propio sentimiento será utilizado en su contra. Ha de poseer la virtud de la paciencia. Tiene que ser flexible y tolerante. Debe entender de derecho laboral y no dejarse engañar por las interpretaciones sesgadas de un Estatuto de los Trabajadores que siempre es la ley de mínimos que hay que respetar. Las cuestiones económicas internas han de ser para él tan claras como el agua y debe saber lo que representa un cash-flow, o un pasivo, tal vez debe dominar también la cuenta de resultados, el balance anual y los planes de desarrollo estratégico. En fin que necesitamos un «mirlo blanco».

Además de todas estas características ha de ser un buen comunicador, para no perderse en disquisiciones bizantinas que no llevan más que a perder el tiempo. Debe también tener capacidad de análisis y trasladar objetivamente las propuestas recibidas con el mayor rigor y objetividad posibles. Debe entender de psicología y observar a su interlocutor diseccionando con su mirada el lado oculto de las muchas trampas que le van a tender. Y desde luego debe de seguir trabajando en su puesto con la dedicación y esmero máximos para evitar posibles sanciones por incumplimiento laboral.

¿Os veis capacitados para todo ello?. Pues adelante, y suerte. También enhorabuena, porque quien reuna todas estas cualidades debería ocupar un puesto directivo y dejar de estar a sueldo en esa empresa.

Ante tanta dificultad, la manera ideal de reunir tanto conocimiento de temas tan variados y difíciles es dejarse auxiliar por un agente externo. El mejor medio, a mi entender, es contar con un buen bufete de abogados que reúna en un sólo cuerpo abogados expertos en derecho laboral, derecho mercantil, derecho fiscal, y por supuesto derecho internacional con dominio de toda la legislación comunitaria europea. Cuanto más grande sea la empresa de tus «amores» mejor departamento jurídico tendrá.

Las grandes compañías cuentan con las personas idóneas para defender sus intereses y están formadas en todos y cada uno de estos apartados que componen la estructura de la empresa. No sólo eso, sino que además dedican su tiempo a pensar en cómo utilizar todo ese potencial a su disposición, para afrontar cualquier negociación de un convenio parcial o colectivo. Les pagan para eso y generalmente muy bien. Así que ¿con qué se enfrenta un trabajador cuyos recursos están mucho más limitados?. Se enfrenta con una maquinaria potente y bien engrasada. Así que por muy buena voluntad que ponga está en inferioridad de condiciones siempre.

Ponerse en manos de los expertos requiere de plena confianza en ellos, así que hay que ser generosos y pagar lo que corresponda a quien se haya elegido. Al final en cualquier batalla, siempre gana quien mejores instrumentos bélicos tenga, quien mejor maneje las estrategias y sobre todo quien tenga más fe  en la victoria.

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

2 respuestas a “Bandera blanca”

  1. Para una empresa, el único valor de un trabajador es su trabajo. Llegado el momento, el trabajo puede ser prescindible y será sólo cuestión de precio la salida del trabajador de la organización.

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