Crónica desde Salou

Aquí me teneis de «ronda» por Salou. ¿A que estoy favorecido?. Me mandaron venir a la playa y he empezado por el principio, es decir, pisando arena…

(Sé que hay quienes sólo quieren ver fotos, así que aquí están algunas de playa)

Cuando vas a la playa lo primero que toca es llenarte de arena fina (o no tanto) entre los deditos de los pies. ¡Qué agradable sensación!. Así que inmediatamente los pones a remojo y de paso eliminas las durezas que te ha ido provocando el calzado a lo largo del año. Luego, ya celebrado el titual del bautismo veraniego, te puedes dedicar a «disfrutar» a tope del sol o continuar humedeciendo tu cuerpo cada vez más arriba y dejando que el agua vaya refrescando desde la rodilla hasta la cabeza de manera progresiva. Generalmente se suele hacer un descanso durante el tránsito por la zona inguinal, primero para «aclimatarte» a la temperatura del agua antes de mojar la barriga y segundo para dejar la vejiga dispuesta para nuevas actuaciones. Todo forma parte del «baño de olas» como se publicitaba a principios del siglo XX este tipo de novedad terapeútica en las zonas pioneras de playa como Santander.

En la actualidad acudir a la playa suele ser de obligado cumplimiento para cualquier persona que quiera sentir que ha estado de vacaciones, aunque sea una escapadita rápida como en estos cuatro días últimos. Para mí el verano comienza cuando he podido tomarme unas sardinas a la plancha (o preferiblemente a la brasa) en cualquier merendero de playa; a partir de ahí me cambia el «chip» y ya doy por inaugurado el calendario vacacional.

Poco me importa si hace mucho sol o que la playa esté vacía, lo verdaderamente importante de una playa es que a parte de mar tenga buenos chiringuitos. Lo demás es una excusa para relajarte ante un espectáculo tan maravilloso como la contemplación del agua a lo largo del día. La luz variante hace que las sombras y los reflejos sean diferentes e igualmente llamativos inspirandote miles de sensaciones y de recuerdos.

Desde el alba hasta el atardecer puedes permanecer en el mismo lugar y ver un espectáculo distinto a cada instante. La placidez del amanecer con tonos argentinos o la tranquilidad del crepúsculo donde el rojo pugna con el azul intenso del agua. A mediodía las gotas a contraluz arrojan brillos diamantinos, mientras que de noche el reflejo de la luna forma un espejo sin imagen.

El mar, la mar, atractivo y atrayente, sigue siendo el lugar ideal para desempolvar el alma y airear el espíritu del lastre que hemos ido acumulando durante el año. Ahora ya he gozado de su abrazo y de su calor y por ello puedo prometer y prometo que ya he empezado las vacaciones.

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

5 respuestas a “Crónica desde Salou”

  1. que tal van las vacaciones, estoy con Gabriel pon carnes fresca, ya que los pobres nos quedamos en Zaragoza haciendo crónicas de la Expo, deleitanos con alguna Sueca, a pasarlo bien

  2. Sofi, no estoy en un ciber, bueno mi casa casi lo es ya que el estudio parece el centro de control de la NASA con tres PC’s en línea. Pero ha sido una escapada de cuatro días y a casica que llueve. Espero subir de escapada al paraíso pirenaico y hablar contigo un rato. Besos.
    Gabriel ya sabía yo que defraudaría con mis crónicas «pudorosas» pero si quieres te doy direcciones de páginas con otro tipo de «vistas». Esta por ejemplo no está nada mal: http://www.flickr.com/photos/7838042@N08/456000497/

  3. ya te has metido en un ciber ¿no?. Eres incorregible, no te has resistido a la tentación de tenernos informados. Disfruta de esas playas tal soleadas. Un saludo

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