Devoradores de libros

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Muchos de vos(nos)otros, aprovechamos el verano para ir en bicicleta, relajarnos (si nos dejan) y sobre todo para retomar la lectura abandonada durante muchos meses del año… Siempre hay un libro pendiente de ser abierto, un párrafo que se hace eterno como los últimos metros de una difícil escalada, o un título recomendado por muchos amigos y al que le tenemos una cierta prevención sin saber el porqué.

De una u otra manera tenemos el convencimiento de que los libros, al igual que las bicicletas, son para el verano. ¡Qué error!.

A veces los libros viajan en la parte superior del bolso de mano para tenerlos precisamente «a mano» en los momentos menos propicios para la lectura; una terminal de aeropuerto, un banco junto al andén del autobús, o una vez instalados en el compartimento del tren. Teníamos intención de leer y así lo forzamos pese a quien pese, o sea, a nosotros mismos.

Los libros, siempre tienen un momento de protagonismo a lo largo de todo el año, más que en verano. Nuestro estado de ánimo influye mucho en el tipo de libro que tienes que leer, no vale cualquier cosa con tal de justificar que somos aficionados a la lectura. Cuando estamos alegres es posiblemente el mejor momento de asimilar libros densos, con categoría intelectual y que nos hagan reflexionar sobre temas más dificiles de entender metidos en otro tipo de preocupaciones de tipo personal. Si estamos algo alicaídos tal vez algo con un cierto romanticismo o una novela de viajes nos lleve a algún paraíso lejano donde olvidaremos las tristezas de la mano del autor. Cuando tenemos poco tiempo es momento quizás de atacar unos poemas breves en los que incentivar nuestra parte m? sensible y sutil y descubramos una parte de nuestra naturaleza con unas pocas líneas sabiamente «deconstruidas» para jugar con la lengua.

Habreis notado que mi ritmo de escritura ha disminuído drásticamente a lo largo del verano, de manera inversamente proporcional a mi ritmo de lectura. Os puedo garantizar que sigo formando mi mente con nuevas experiencias literarias, devorando libros sin ninguna otra razón que disfrutar de la lectura. Ello hará que en el Otoño, que me llenará de nostalgias e introversión, florezcan todos los párrafos que me estoy metiendo a machamartillo, y consiga hilvanar los míos propios con algo más de calidad de lo que suelo escribir. ¡Quien sabe!.

Pero lo que realmente es cierto es que este verano está siendo una sucesión de nuevas experiencias, de mucha reflexión y tal vez de algo más que disfrutar de unas vacaciones en las que estoy leyendo mucho.

Espero que a vosotros os esté aprovechando también la lectura veraniega, porque cuando era pequeño o joven (hace unos años) había un slogan que decía: «¡UN LIBRO AYUDA A TRIUNFAR!»

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

2 respuestas a “Devoradores de libros”

  1. Gabriel, ya sé que lees también mucho. en cuanto a lo de la sabiduría… no sé, aplico la duda de Sócrates: «sólo sé que no sé nada». Por eso intento aprender de todo.

  2. Sabias palabras Carlos, yo tengo unos cuantos preparados para este verano, pero siempre tengo al menos 2 encima de la mesilla para retomarlos cuando es necesario.
    Hay que leer!!

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