La suerte de viajar


(Imagen sacada de Destinia Blog de viajes)

Una de las experiencias más formativas en la vida es la de viajar. Pero viajar en el más amplio sentido de la palabra. No sólo desplazarse de lugar y recorrer nuevos escenarios, fotografiar edificios, y salir corriendo sin «perderse nada». Eso no es viajar, y casi diría yo que ni siquiera es hacer turismo.

Viajar es una forma de sentir, de preparar, de investigar y de desear conocer en profundidad algo que va más allá de un lugar, y de unos lugares más o menos bellos. Lo importante de viajar es precisamente el viaje en sí mismo, la manera en que uno llega desde dentro de su necesidad de conocer y aprender, hasta el lugar que ha elegido.

Por ejemplo Portugal, ese vecino maravilloso que tenemos tan cerca y que dejamos siempre como algo «pendiente» de visitar. Ahora nos ofrecen la posibilidad de conocer Lisboa, de manera gratuita, gracias a la colaboración de Destinia y TAP, mediante un sencillo sorteo para obtener dos billetes a esa ciudad maravillosa.

Merece la pena intentarlo, ya que lo que ofrece Lisboa es digno de cualquier viajero. Pero el alma de una ciudad la ponen sus gentes, y cada rincón de sus calles, cada piedra de sus muros guarda el legado humano de nuestros hermanos lusitanos.

Os animo a conocer Lisboa, a acercaros a Portugal durante estas fiestas, para que os entre el gusanillo de conocerlo a fondo y volver una y otra vez a donde el Fado despierta un hondo sentimiento de nostalgia. Basta con que decidais que os apetece y probar suerte participando aquí del sorteo. Mucha suerte a todos y cuando volvais de Lisboa nos contais la suerte que habeis tenido de poder viajar allí.

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

2 respuestas a “La suerte de viajar”

  1. Ricardo, es una ciudad marvillosa, con una gente especial, y siempre abierta a todos… sólo yendo a perderse entre sus calles, viviendo de cerca con los lisboetas, es cuando te puedes dar cuenta de que deberíamos conocer y querer a Portugal como a nuestra propia tierra. No hay fronteras si no las ponemos nosotros mismos. 😉

  2. Buena exposición Carlos. Ademas has escogido un ejemplo que me llega profundo. Hace años conoci Lisboa y despues de varios paseos sosegados por cada rincon e impregnandome de su esencia diaria y de charlas con aquellas gentes (aprendi Portugués yendo incluso en Madrid a el único sitio que dan clases, aparte de la Escuela de Idiomas, fué en la Casa do Brasil, en la cuidad Universitaria de Madrid) me quedé tan prendado del lugar que he vuelto mas de media docena de veces, y cada vez descubro algo diferente.

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