Marimba

(autor foto)

La marimba es un instrumento de percusión que podría ser considerado el antecesor del xilófono, con el que los niños suelen iniciarse en la música a fuerza de golpear las láminas que lo componen. También suelen «alegrar» el siempre cariñoso y comprensivo oido de los padres con los «chirridos» armoniosos que extraen de la flauta dulce o llevando el ritmo golpeando sobre su «primer» tambor. ¡Angelicos míos!

Yo empecé a tocar la guitarra «de vista», ni siquiera de oído, porque al inicio todo me sonaba igual. Lo primero que aprendí fué a afinarla a base del ya conocido sistema científico de prueba y error del que ya he hablado. Afinaba la primera cuerda que daba una nota que, para mí, era un MI. Siguiendo el manual había que pulsar entonces sobre la 2ª cuerda en el 5º traste y el sonido emitido debía ser exactamente igual que la primera pulsada «al aire». A partir de ahí seguía el mismo proceso con excepción de la tercera cuerda cuya pulsación había de ser en el 4º traste. Y así sucesivamente. Una vez completado el proceso de afinación se solía poner el acorde de LA y a ver qué sonaba. ¿Pues qué iba a sonar con ese método?. Pues pura estridencia.

Así me pasé todo un verano cuando tenía 13 añitos, dando la tabarra con mi guitarra de Reyes. Pero poco a poco y a fuerza de ser más terco que la mula Francis me fuí dando cuenta de algo que ya había oido a mi profesor de física. La Resonancia. Resultaba que cuando dos cuerdas están afinadas en la misma nota, con pulsar sobre una, la otra – de forma misteriosa- empezaba a vibrar por sí sola y emitía el mismo sonido, vamos que estaban sintonizadas en la misma frecuencia. Así que de manera casual descubrí que lo que el oido no escuchaba lo escuchaba la propia cuerda y sólo había que tensar la cuerda poco a poco hasta que la vibración aparecía. A eso le llamo afinar de vista.

Como partía de un sonido que no era un MI ni un Sol, sino probablemente un ruido cuya frecuencia lo único que tenía era que estaba dentro del rango audible para el ser humano, el acorde que resultaba de esa afinación sui generis era otro «bodrio» insoportable para los que me rodeaban. Pero seguí, seguí y seguí (¡perdón padres y hermano!) hasta que un buen día debí partir de un casi MI de verdad y aquello empezó a sonar más o menos como se pretendía.

Y entonces comenzó el calvario para los demás y el goce mío al ser capaz de «interpretar» música con una guitarra. Tampoco era realmente música, sino una sucesión de mamporros sobre las cuerdas con una cadencia que pretendía ser un ritmo de Jota (3/4) o una habanera. En fin que casi se me desmayaba la propia guitarra de puro aburrimiento. Pero perseveré y acabé desarrollando el oído, la afinación se hizo más perfecta y pude atacar el folklore popular con un afán desmesurado por todo lo que se pudiera interpretar en tono de La.

Pero… la cosa se complicaba cuando el conjunto de moda no sonaba bien en La, sino que tocaban más alto o más bajo, incluso descubrí que había tonos «menores» y muchos más ritmos que el del Vals. Así que sólo había descubierto que con 7 notas se abrían ante mí todas las composiciones del mundo y que yo quería hacer sonar con mi caja de cuerdas. Lo que debí dar la lata.

Al cabo de un par de años y a base de dar la plasta a cualquiera que viera tocando, preguntando por acordes, leyendo, escuchando y sobre todo disfrutando llegué a poder tocar canciones facilonas en distintos tonos y acompañar a los improvisados cantantes que siempre necesitaban de un músico que les siguiera en sus gorgoritos, incluso comencé a cantar (de inicio bastante mal) así que nunca llegué a cantautor. Pero tanta dedicación e ilusión me llevó a un nivel suficiente para disfrutar y hacer disfrutar a los demás alrededor de mi guitarra.

Había subido el primer peldaño de una meteórica carrera musical que acabó por llevarme a cumplir otro de mis sueños de la infancia: Yo decía a mis padres que de mayor sería de la Tuna y así fué. Pero como no tenía tuna en la que entrar hubo que montarla y así me lancé a otra nueva aventura creativa fundando la Tuna de Ingenieros Industriales de la ETSIIZ. Pero eso ya es otra historia….

Todo este rollo venía a que gracias a Pichicola he visto un video de una Marimba con tubos. Fijaos lo plasta que puedo llegar a ser si para colgar un video hago semejante preámbulo. Realmente debo resultar tan friki como dicen mis hijos. Perdón a todos, pero os ruego que por culpa mía no dejeis de ver el video que hacen estos musicos tan jóvenes con menos molestias que las que yo causé en su momento.

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.