Padres «enrrollaos»

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(Foto de mi primer «botellón»)

Dedicado a mis hijos y a todos los que sois o vais a ser padres.

Con la generalización de la psicología al alcance de las masas, hemos llegado al convencimiento de que nuestras generaciones somos más «próximos» a nuestros hijos de lo que fueron con nosotros nuestros padres. No digamos del «abismo» generacional que existía entre nuestros progenitores y sus propios padres.

Obviamente el conocimiento ayuda al desarrollo personal de cualquier individuo. Sin embargo la idea de que, por haber leído un librito de ayuda o varios artículos publicados en prensa, nos hace expertos de cualquier tema es casi más «pernicioso» que la propia «ignorancia» sobre el tema de que se trate.

El salto generacional entre padres e hijos es algo tan real como inevitable. Por muy preocupados que estemos en la educación/formación de nuestra prole, nunca llegaremos a ser «colegas» de nuestros propios hijos. No sólo eso, sino que no debemos siquiera intentarlo para beneficio de los seres a los que hemos engendrado o adoptado.

La verdadera dimensión de los padres se manifiesta en su totalidad, en tanto en cuanto seamos capaces de adaptar nuestra experiencia previa al desarrollo personal de nuestros hijos. La CONVERSACION se convierte en la herramienta más eficaz a la hora de transmitir valores fundamentales a estas personas en fase «experimental». Bien es cierto que ellos, una vez llegados a la adolescencia, tienen pocas -a veces nada- ganas de «charla». Nos ven como unos «plastas» que no hacemos más que darles la «tabarra» con nuestras «monsergas», y nos «acusan» de no entenderles en absoluto.

Tal vez muchas veces caigamos en la «reiteración» de lo que consideramos básico para su formación: «estudia», «ordénate la habitación», «no bebas», «no te pongas el pantalón roto», etc. Pero nosotros «erre que erre» con nuestras «chorradas». Pues sí, así lo hacemos y así tenemos que hacerlo. Luego ellos «elegirán» su propio camino y se darán «las hostias» que nosotros nos dimos en su día y probablemente en los mismos puntos donde nosotros tropezamos.

Pero ni podemos evitarlo ni seguramente sería beneficioso para ellos no «vivirlo» en sus propias carnes.

Toda esta introducción (espero que somera) ha surgido a raíz de una conversación con Ramón, mi maravilloso hermano, al hilo de la nueva cultura del «BOTELLON». Me contaba el caso de una persona, «avanzada» a los tiempos, cuya solución para su hija adolescente frente al botellón había sido la de evitarle los problemas derivados de la ingesta de alcohol.

Dicho así parecería que es algo bueno pero su solución era la siguiente:

Había asumido que, puesto que no podía «evitar» que su hija participase en estos botellones, lo mejor era que al menos el alcohol que tomase fuera de «calidad» contrastada. Para ello, la propia madre, se encargaba de comprarle la ginebra de marca «X» garantizando con ello la calidad del producto.

Digo yo que a esta buena señora, sin duda plagada de buenas intenciones, «se le ha ido totalmente la pinza». Sin embargo le voy a dar algunas otras recomendaciones de cosecha propia para que «preserve» a su hija de los males derivados de ciertos peligros a los que se puede enfrentar una vez sale de su «nido» de amor y cuidados maternales.

– Cuando la niña decida practicar el sexo de forma «habitual», lo mejor es que busque un buen chico (tipo semental), con denominación de origen, y con certificado médico de no tener enfermedades infectocontagiosas. La gonorrea, sífilis y por supuesto el SIDA, dejaran de ser motivo de preocupación.

– Si a la niña le apetece «experimentar» nuevas experiencias «psicodélicas» producidas por sustancias estupefacientes, que se busque un buen «camello» que le lleve a casa lo mejor del mercado. La propia madre puede comprobar, en la paz del hogar, las excelencias de una buena cocaína sin adulterar o de una resina de «hachís» que no lleve una cierta proporción de avecrem. Si lo que pretende es que se tome una pastilla «de diseño» con garantías, lo mejor es que monte un pequeño laboratorio «clandestino» en su cuarto de baño y desarrollar personalmente su propia «línea» de estimulantes.

-Si la niña decide que volver a casa antes de que haya amanecido es cosa de «críos», existen ciertos establecimientos de carretera donde estarán encantados de «alojar» a la criatura durante unas horas para que no tenga que deambular por las calles, de madrugada, con los riesgos que ello comporta. Así que le puede reservar habitación fija para los fines de semana en un lugar que le parezca adecuado para «su niña». Ropa limpia y servicios extras adecuados a lo que sin duda la niña se merece. Incluso podría dejar algunos enseres personales como su «peluche» preferido para que se sienta tan a gusto como en su propia casa.

-Y por último desearle mucho éxito ante tan revolucionario método de educación. Tal vez los que no somos tan «enrrollaos» nunca llegaremos a comprender la evolución de la especie en este sentido. Aunque para mí, siguiendo por estos derroteros, más que evolución de la especie estamos yendo hacia la «EVOLUCIÓN DEL ESPECIMEN».

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

2 respuestas a “Padres «enrrollaos»”

  1. Qué difícil es la labor de padres. Cuando los niños nacen no salen con un manual ni con un libro de instrucciones, y aunque te esfuerces en leer y comprender toda su evolución física y mental nunca tendrás la seguridad de que lo has hecho bien.
    Comparto completamente tu perspectiva, el padre es el padre y el colega es el colega, cada uno tiene su rol y su influencia y en la mayoría de los casos suelen ser incompatibles.

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