Gracias a Roberto que me mandó el enlace os ofrezco un testimonio extraordinariamente sincero de cómo estyán los ánimos entre los pilotos de Iberia.
El texto que muestra es todo un alegato a lo que yo llevo exponiendo desde hace tanto tiempo. Ahora los que están en activo tienen que ocultar su identidad, como yo hice al principio, para evitar represalias. Pero advierten de que no tienen miedo, así que nos podemos ir preparando para todo. Yo siempre estaré del lado del más débil, es decir del colectivo de trabajadores, aunque según cómo transcurran los acontecimientos que preveo más duros que una huelga de celo, intentaré dar mi opinión personal y puede que incluso pueda hacer algún reproche o crítica si no estoy de acuerdo con algo.
Pero esto es lo que hay y lo mejor es que YA NO TIENEN MIEDO. Eso constituye una gran noticia. Porque más vale no hacer el viaje que hacer el viaje definitivo…
Cierto, Lamia, pero lo mío no era valor. Es una forma de ser y una responsabilidad moral. Efectivamente antepuse mis obligación a mi propio interés, pero nunca hubiera sido capaz de perdonarme una cosa tan grave como la muerte de gente inocente por no avisarlo. De todos modos desde que me recuerdo de muy chiquitín siempre he ido con la verdad por delante, (al menos con «mi» verdad). Y siempre he aceptado las repercusiones que ello conlleva. Pero no es valor es honradez…
En esta vida hay que ser valientes… por encima de todo. Pero también hay que ser consciente de que esa posición siempre tiene un precio que hay que pagar. Y a veces muy alto. ¿O no, Carlos?