Prometer hasta meter.

…Y después de haber metido olvidar lo prometido. Más o menos es lo que se suele decir de los «ligones» o asalta honras ajenas, que no reparan en promesas de casamiento, con tal de conseguir derribar la reticencia a un escarceo amoroso de una casta doncella.

A pesar de que la sociedad ya no es tan «victoriana» como hace unos pocos años, el tema de un «rollo» sigue siendo algo en lo que estos individuos utilizan sus juramentos de amor eterno y fidelidad inquebrantable hasta que cobran la pieza, como un trofeo de caza, para devolverlo gastado por el uso a quien lo quiera volver a cobrar…

Pero esta actitud de cazador furtivo, de tirador compulsivo a todo lo que se mueve, no es propia solamente de aquellos morenazos de pelo, con peine en el bolsillo trasero, que deambulaban por las playas españolas en busca de una sueca a la que enseñarle la España «typical» en forma de latin lover, y del «maidarlin, ai lof yu».

Algo así me empieza a recordar la precampaña electoral que se empieza a masticar poco a poco en los medios de manipulación información masivos. No sé por qué pero no me acabo de creer la intención del Sr. Rajoy de que va a proponer eliminar los «privilegios» de la clase política. ¡Ojalá fuera o fuese verdad!.

Llevo recibidos muchísimos mails en los que se denuncia lo que cobran los cargos electos, los consejeros digitales (nombrados a dedo), los altos cargos -cuyo cargo no comporta «carga»- más que para el erario público, la multiplicación y solapamiento de administraciones variadas hasta conseguir que incluso un barrio tenga su alcalde, como para creerme -ni siquiera por un momento- que tenga ninguna intención de borrarlos del organigrama funcional de cualquier departamento administrativo. Y aunque la tuviera, si le dejarían hacerlo sus propios «colaboradores» más próximos. Una vez vista la primera nómina, a ver si tienen valor para bajarse el sueldo al que tanto les ha costado acceder.

Entiendo que es un brindis al sol de un partido que quiere ganar las elecciones habiendo dejado que un gobierno (al que les tocaba oponerse) haya llevado a un país a una situación desesperada en materia económica, social y de falta de trabajo. Están deseando que se firme una reforma laboral en la que el trabajador como siempre saldrá más debilitado que nunca desde la revolución industrial. Esperan que modifiquen la edad de jubilación, que se amplíe el plazo de cotización para tener acceso a una jubilación suficiente para sobrevivir. Están dejando que se privatice lo poco que quedaba al amparo del Estado, y que hasta ahora era considerado como de «servicio público», para que pase a ser de explotación privada- a un precio de saldo- para amortizar deudas pendientes. Y todo ello sin pagar el precio político que acarrean estas decisiones -tan necesarias como evitables-  si alguien hubiera hecho lo necesario en el momento oportuno.

Don Mariano, por mi parte no se esfuerce tanto, no me intente prometer el oro y el moro de la decencia política, porque para su información hace muchos años que dejé de ser virgen, y tampoco he sido nunca mártir. Sólo quiero decirle que en cuestiones de sexo es mejor no dejarse meter lo que no quieres, porque en mi caso sólo hay un camino que explorar, y para que me lo desbrocen prefiero que sea un profesional, un proctólogo vamos. Haber abandonado la virginidad, en mi caso, no constituyó ninguna pérdida de honra y ahora tampoco estoy dispuesto a perderla por creer en falsas promesas que acabarían destinadas a darme… ¡un disgusto!.

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

2 respuestas a “Prometer hasta meter.”

  1. Vito, eso ya lo hacen sin perder un céntimo. ¿Cuántos ocupan de verdad el escaño en las sesiones?… Sólo van cuando les obliga el voto «necesario» para mantener el cotarro en marcha. 🙁

  2. Propongo un sistema de créditos para partidos políticos: Por cada promesa incumplida un escaño menos en las siguientes elecciones. Aquel partido que se quedara sin escaños, perdería su asignación presupuestaría y acabaría por desaparecer y sus afiliados no podrían presentarse con ninguna otra formación política. ¡A que no hay ….evos!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.