(La noria del Belén…)
Acabo de darme cuenta de que siempre he estado equivocado, en todo. Y me explico.
Yo creía que estudiar y formarse serviría siempre para mejorar personal y socialmente, contribuyendo así al esfuerzo colectivo en bien de una sociedad más justa y más libre. Pero me equivoqué.
Tambien creía que la televisión había perdido una parte de calidad por ofrecer programas en los que el debate se convirtió en una discusión encendida sobre personajes anodinos y habitualmente incultos sobre temas de cotilleo. En ello también me equivoqué.
También pensé que la justicia era independiente de los gobiernos, pero los presuntos delincuentes pasan ahora a ser víctimas a las que hay que defender contra el abuso de poder, mientras que los inocentes tenemos que sufrir el «peso de la ley» con todas sus consecuencias. Así que a base de decretos, de reformas de impuestos, de recortes salariales, y de paro, mucho paro, sólo nos queda confiar en que la presión fiscal nos deje respirar lo justo para seguir viviendo. Así que estaba equivocado.
Os pido pues disculpas por haber sido tan ingenuo, tan torpe y tan idealista. Porque ahora el debate parlamentario se tiene que llevar a la televisión, las reformas de la ley se han de explicar al «gran público» en un programa del máximo nivel de audiencia, los ministros ya no tienen que convocar una rueda de prensa para someterse a las preguntas de los periodistas, sino que con cuatro «expertos» en el show televisivo, es más que suficiente para el lucimiento de una nueva estrella mediática.
En fin, que el que quiera saber de economía, de recortes de derechos, de modificaciones de ley, basta con que encienda la tele y se dejen seducir por la imagen de estadista de un ministro que quiere explicar todo de manera sencilla y para gente sencilla.
Y como rectificar es de sabios, RECTIFICO, así que os recomiendo ver la magnífica entrevista al Ministro de Fomento, Excelentísimo Señor Don José Blanco, que hizo un gran sacrificio para ilustrar a la mayor cantidad posible de ciudadanos y ciudadanas de nuestro querido País.
Kabe7e, no está mal. Al final de todo, siempre nos quedará París… 😉
Sobre todo, subscribo esto: «…las reformas de la ley se han de explicar al “gran público” en un programa del máximo nivel de audiencia, los ministros ya no tienen que convocar una rueda de prensa para someterse a las preguntas de los periodistas, sino que con cuatro “expertos” en el show televisivo es más que suficiente…»