Si no hay enemigo, invéntalo

virus del Ebola

 

Arriba y abajo, por aquí, por allá… «et voilà!». Parece cosa de prestidigitación, magia potagia, y de repente todos a desviar la atención del «truco» hasta que sale el conejo de la chistera, aparentemente vacía.

Estoy mareado con tanto «birlibirloque», y me canso de que estos magos del engaño no sólo no hagan aparecer animalitos de cualquier pliegue de la capa, sino que, como vulgares «trileros», lo que hacen es que desaparezca de nuestra vista lo que parecía evidente y real, mientras el asombro de nuestra cara se queda congelado hasta el siguiente número.

El virus del Ébola nos importaba -en general- un comino o menos. Era algo propio de Africa, de aquellos que desde antes de nacer ya estaban condenados a nuestra indiferencia, y a los que nadie miraba de frente porque se nos removía por dentro algo que llamaban CONCIENCIA.

Hemos abierto los ojos a la miseria y a la desesperanza, pero lo convertimos en desesperación. Vemos que nos han acercado a las puertas de casa un nuevo enemigo, temible, invisible… y estamos asustados. Buscamos culpables, que debe haberlos enquistados en un despacho oficial, hacemos parodia de la improvisación, nos vemos ridículos precisamente por hacer el ridículo, y en el fondo nos queda la rabia de que, una vez más, nos han vuelto a «engañar»  con un «abracadabra».

Los virus no necesitan visado, no conocen las fronteras que delimitan un mapa sobre un papel, no distinguen de razas ni entienden  de «protocolos», porque sólo se manifiestan si tienen como residencia un ser vivo, y no importa la especie en la que se alojan.

En estos días de desconcierto, de declaraciones en caliente, de IGNORANCIA supina, cada cual trata de extraer sus propias conclusiones, de aportar su punto de vista, de calmar a la población y, por qué no, de «mentir» y de «ocultar» la verdad verdadera a quienes ya se sienten amenazados por esta enfermedad recién «importada» al viejo continente.

En fin, que mientras hablamos de virus volcamos nuestro miedo en algo «concreto», y nos dejamos seducir por aquellos que han hecho posible que eso se produzca, casi de la nada, y aquí está el Ébola…

«Ave, Caesar, morituri te salutant».

En el 2007 hablé de las epidemias y pandemias…

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

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