Transportar un féretro en avión

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Si no fuera por el dolor y la desazón que está viviendo esta familia, a la que le han perdido un féretro en el traslado por avión, habría que pensar que es una broma macabra.

El transporte en avión de este tipo de carga conlleva unos requerimientos muy particulares en cuanto al embalado y estibado en bodega del mismo. Evidentemente todo está normalizado y debidamente documentado, puesto que las obligaciones del expedidor como del transportista están perfectamente establecidas. (ver normativa nacional)

Realmente, de cara a los pilotos, a los que solamente nos llega el informe de la carga con los correspondientes certificados de materia especial, lo que más nos impresiona  es la primera vez que vemos el gigantesco bulto que sube en nuestra bodega.

Acostumbrados a ver sólamente un ataud, sorprenden las dimensiones del paquete. Una gran caja de madera, dentro de la que va un contenedor de zinc o plomo, que a su vez contiene el ataud del difunto. Imaginad lo que debe pesar el conjunto.

No resulta agradable imaginar que ahí va una persona que ha fallecido lejos de su casa y generalmente las personas que acompañan a estos restos son familia muy directa, por lo que su estado de ánimo es lógicamente de gran pena y sobre todo en esas circunstancias de soledad que tienen. Ahí la labor de los TCP’s es encomiable intentando llevarles alivio en una situación tan penosa.

Pero además de todo ello hay que considerar otros factores menos sentimentales y más pragmáticos. Transportar un cadaver en bodega conlleva además un gran número de incompatibilidades respecto al resto de carga. No pueden ir animales en esa bodega, en especial los perros y los caballos se vuelven «locos» en presencia de este tipo de carga. Tampoco debe mezclarse con productos alimentarios y un largo etcétera que no haría más que sobrecargar este pequeño artículo.

Una vez más las cosas de aviación sorprenden a casi todos. A pesar de todo el celo profesional,siempre hay errores, pero en estos casos donde se dan tantos motivos de duelo es inimaginable que pueda ocurrir algo así. Seguro que aparece inmediatamente, pero el trago amargo que están teniendo que soportar sus allegados no es de recibo. Alguna demanda surtirá efecto y el que haya provocado este disparate, que lo pague como es debido.

ACTUALIZACION: Gracias a Unjubilado, podeis ver que ya ha aparecido el cadaver.

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

9 respuestas a “Transportar un féretro en avión”

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  2. Cierta vez cuando aun trabajaba como piloto a destajo en una empresa de aviación, que poseía tres aviones: dos Cessna turbo 206 y un Centurión 210 sencillo y realizábamos vuelos a todos los lugares de Bolivia, trasladando todo lo que cabía dentro la cabina de la aeronave y que no representaba riesgo alguno para el vuelo, aunque algunas veces, también nos salíamos de las normas y marcos de seguridad. Pero era con el noble fin de servir satisfacer a nuestros clientes y sobre todo ganar unos pesos más.
    Aquella vez, me toco nuevamente trasladar en un ataúd otro cadáver, ya que antes ya lo había hecho y en peores condiciones, esta vez fue junto a dos de sus familiares que lo acompañaron desde la ciudad de Santa Cruz, hasta la ciudad de Trinidad y lo hicimos en el avión Cessna Centurión 210. Como saben aquellos pilotos que conocen las diferentes características y diferencias entre estas dos aeronaves C-210 y C-206, el avión Centurión posee unas puertas laterales pequeñas a ambos lados del piloto y copiloto en el fuselaje, en cambio el Cessna 206 solo tiene una puerta pequeña al lado del piloto y una gran puerta ancha de carga en la parte trasera derecha del fuselaje que sirve para cargar volúmenes mas grandes en comparación del Centurión.
    Inicialmente aquella mañana en Santa Cruz de donde debíamos partir ya fue todo un rollo cargar ese pesado ataúd, ya que primero con un pequeño alicate había que sacar el pasador de las bisagras de la puerta izquierda para que esta pudiese ser retirada y posteriormente luego de sacar uno a uno todos los asientos del piloto y pasajeros, y recién tratar de acomodar con cierto trabajo y pequeños giros de costado el ataúd que contenía el cadáver, para después volver a colocar en su sitio los asientos que podían caber junto al ataúd, poner la puerta, sus pasadores y bisagras y recién puedan abordar los dos familiares que acompañaban al difunto.
    El viaje en ruta entre el aeropuerto “El Trompillo” de Santa Cruz y aeropuerto “Jorge Henrichs” de Trinidad, duraría en esa aeronave aproximadamente 01:40, arribando al aeropuerto de Trinidad sin ninguna novedad ni contratiempo, para después rodar al parqueo donde nuevamente se procedería como antes a sacar puertas y etc.
    Aquí viene lo jocoso del tema, que de jocoso no tiene nada porque se trataba de una persona fallecida y todos sus familiares que lo esperaban y se encontraban todo acongojados y llorando por la irreparable perdida, pero en ese momento cuando después de retirar la puerta y los respectivos asientos, los familiares varones mas comedidos iniciaron el manipuleo del pesado ataúd, tratando de retirar el mismo con gran cuidado y reverencia ………………se escucho una voz de varón que con el mucho peso que ayudaba a llevar entre las manos dijo en voz baja: “ CON CUIDADO QUE SE PUEDE ESCAPAR” refiriéndose al pesado ataúd. En ese mismo momento en que toda la familia lloraba y espectaba acongojada esta maniobra de los varones que retiraban este ataúd, pese al gran dolor y pena que reinaba se produjo una gran y generalizada risotada de todos los compungidos dolientes que interpretaron mal aquella recomendación de ese señor…..“cuidado que se puede escapar el difunto”, imaginarse que el muerto podía escapar a su entierro o no quería ser enterrado.
    Era una especie de llanto y riza generalizada que tardo mucho en volver a la calma y de nuevo al dolor y llanto de los familiares, algunos de cuando en cuando, volvían a reír suavemente y con mucho disimulo.
    Particularmente yo, tuve que alejarme muchísimo de ese lugar y por un largo periodo para reír tranquilo por todo lo ocurrido.

  3. Cap. Pedro. Extraordinaria aventura… para leer. Soportarlo tuvo que ser algo más que una anécdota aeronaútica. Espero que ahora tus bodegas no acepten este tipo de envíos… 😉

  4. Una vez me toco trasladar un cadáver, no sabía que ya varios otros operadores de empresas aéreas se habían negado a traerlo, creo porque estaban enterados que ese difunto había sido asesinado hace ya muchos días atrás y por esa razón ponían pretextos a los dolientes que su avión (me refiero a los operadores) estaba en mantenimiento.
    Bueno en ese entonces, años 1985, yo andaba desesperado de ganar unos pesos y el dueño del avión donde yo volaba también, así que él me oculto la situación real de esa carga y me pidió que fuera a recogerlos a los deudos y el difunto.
    El vuelo era de una duración de aproximadamente tres y media horas, en un avión Cessna 210 y el lugar estaba ubicado en medio de la amazonia boliviana, más propiamente a San Matías, ya se pueden imaginar el terrible calor y mosquitos que había en aquel lugar. Cuando llegue busque a los dolientes y luego de encontrarlos me dijeron que ya tenían otro avión que los llevaría hacia Santa Cruz y que yo solo me encargue del cadáver, además me llevaron bajo el pretexto de que no había desayunado a comer a otro lugar. Estaba solo y no lleve copiloto pues no se requería, dada la cantidad de las personas que trasladaría supuestamente, es así que mientras eso transcurría ellos y los panteoneros muy hábilmente fueron a desenterrar el muerto, lo sacaron de una fosa, lo envolvieron en una bolsa y luego de darle un montón de vueltas con cinta de embalaje lo metieron nuevamente en un cajón nuevo, pero que este no estaba bien cerrado herméticamente. Cuando llegue ya estaba el cajón en el avión y además………ahhhh le pusieron harto ambientador para que no se sienta lo oliscado que estaba el finao y unos buenos ramos de flores encima del cajón.
    En ese entonces yo también estaba haciendo mis primero vuelos y era nuevillo en esos secretos del vuelo.
    Luego de revisar y ver mi avión, además de que en Bolivia eso de los papeles o documentación, no eran tan estrictos como ahora, por esto del narcotráfico yo no lo tome muy en serio y bueno al fin creí que estaba listo para decolar o despegar. Además ellos, los dolientes ya tenían otro avión esperándolos y todos estábamos apurados a retornar a Santa Cruz de Sierra, porque en esos lugares a veces sin avisar el tiempo le tira reverendos chubascos o mangones como se dice por aquí en Bolivia.
    Una vez revisada la carga y verificar que estaba bien asegurado el cajón, encendí mi avión y enfile a la cabecera de pista (allí solo había un encargado o cuidador de la pista) ya en vuelo ascendí creo a casi 9000 pies porque allí no había muchas nubes que perjudiquen el vuelo, además les cuento que en ese ínterin ya estaba cayéndose el cielo en San Matías y pensar en retornar muy difícil. Creo que tampoco había necesidad, luego de varios minutos de vuelo fui sintiendo como el cajón se despresurizaba e iban saliendo todos los olores habidos y por haber de allí. Ya se pueden imaginar como sufrí esas tres y media interminables horas, no por el muerto que al fin muerto estaba sino por los olores que desprendía el compadre, y lo peor que podía pasar era que ese lugar no tenía ninguna pista entre medio para bajar y votar esa carga apestosa. Me aguante como pude las tres horas y media y luego de aterrizar en Santa Cruz tan solo atine a apagar el avión y luego fui a votar todas mis ropas además de lo que había comido y después de unos días le di una trompada al dueño del avión y ese fue mi primer despido de un trabajo.

  5. J.L., ningún tiempo pasado fué mejor. En estas materias y en otras hemos avanzado a marchas «forzadas». La necesidad de protección llevó al desarrollo de estos contenedores herméticos. Pero sigue dando «repelús» a los manipuladores.
    En fin, bien está lo que bien acaba, pero he sentido mucha vergüenza de este lamentable episodio, uno de tantos de los que vemos a diario en una plataforma…

  6. Buenos días.
    Este tema es interesante, no hace mucho que estuve con mi padre (80% jubilado, 20% en activo) comentándolo, ya que en sus años de primera juventud, los trayectos que realizaban los féretros eran, en su mayor parte, realizados por tren o barco.
    Naturalmente, para ahorro de tiempo desde un punto a otro de nuestro globo, se empezó a utilizar el avión (solo los que podían). Desde el fallecimiento hasta el traslado a la aeronave, pasaba un tiempo, ya que la aviación no estaba en auge, como hoy en día ,y buscar un transporte de estas características, era estar supeditado a lo que entonces había.
    (Aunque hemos avanzado, tampoco crea tu queeeeee………….)
    Imaginaros lo extensos que podían ser esos periodos de tiempo, hasta que el féretro llegaba al avión y luego a destino.
    Los periodos de vuelo se hacían más largos, pero eso no era lo peor. Lo peor es que se tenían que descargar de la aeronave, a nadie le hacía ninguna gracia, ya que el personal que lo descargaba, en cuanto le caía algún tipo de liquido que viniese del ataúd (que era lo más normal ya que no estaban preservados) lo soltaba y se echaba a correr, dejando caer el ataúd, este a su vez desmenuzándose sobre la pista, todos corriendo porque el de dentro ha salido fuera y cada uno por su lado.
    Luego, como era natural, presencia militar por parte de la benemérita, de aquellos años, (tampoco creas tu queeee…….) y el resto ya lo podéis imaginar.
    Eran aquellos años
    Un saludo a todos
    JL

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