Huelga hablar de huelga. Aunque hoy ¿de qué otra cosa se puede hablar?. De hecho todos los diarios hablan de ella, así que no merece la pena enlazar con ninguno. (cada cual que elija el suyo).
Siempre he considerado la huelga como el último recurso a utilizar en cualquier negociación entre los trabajadores y sus empresas. Pero cuando la huelga es de origen económico-político, la cosa cambia.
Llevamos casi una legislatura hablando de Z, y de ô ô, que si hace o que si deja de hacer, y mientras tanto nos habíamos olvidado de las consecuencias de una CRISIS que no existe porque la niegan. Al final es como si nadie se lo esperase y ahora nos hubiera cogido a traición.
Seguimos siendo tan crédulos que hasta que no nos duele nuestro propio bolsillo siempre culpamos a los demás de nuestro desastre económico.
La primera huelga general que se vivió en España fué el 14 de Diciembre de 1988, contra la política económica y laboral del primer gobierno socialista de Felipe González y a mí paradógicamente me pilló en Mallorca buscando trabajo. Aquello fué el primer gran «aldabonazo», durante la etapa democrática, de la fuerza que tiene la sociedad unida.
Lamentablemente hoy hemos llegado todavía en peor situación anímica a esta situación. No quiero alarmar a nadie puesto que allá por los años 89-90 del siglo pasado, los que comprábamos piso llegamos a pagar intereses hipotecarios de un 14,75% y más. La inflación estaba muy por encima de la actual y las ayudas europeas con los fondos de desarrollo llegaban a España con «alegría». Sin embargo ahora nos rasgamos las vestiduras porque el Euribor está en torno al 5%, nadie se atreve a hipotecarse más de lo que ya está y la venta de pisos, coches, y otros «caprichos» están cayendo en «barrena» (equivale a caer en picado pero además dendo vueltas, con lo cual acabas mareado).
Y sin embargo el Presidente del Gobierno sigue sin hablar de crisis. A lo mejor tiene razón y es que estamos todos un poco paranoicos con las cifras. Pero nosotros dale que te pego con que no llegamos a fin de mes. Y luego vamos dejando propinas de más de diez cts. por un café. ¡Así cómo queremos evitar que se disparen los precios!. Tampoco dejamos de llenar los depósitos de combustible para poder ir a trabajar en nuestro propio coche, mientras que el presidente intenta convencernos del buen uso del transporte público. (Aunque en Zaragoza llevamos un par de años soportando las negociaciones entre los conductores de TUZSA y la dirección de empresa y el Ayuntamiento).
La psicosis de desabastecimiento ha hecho acelerar el proceso, y si dicen que el miércoles ya no habrá combustible en algunas estaciones de servicio es que (con seguridad) ya hay alguna con el cartel de «no hay gasolina». Lo de la comida preocupa algo más, ya que si no podemos ir a trabajar casi que mejor, total para lo que nos pagan. Pero lo de comer no se puede evitar, así que nos preparamos para soportar la carencia de alimentos preparando nuestro «búnker» como para un holocausto nuclear. Imagino que hay casas capaces de llegar hasta Navidad sin problemas, a base de Fabada Litoral y callos enlatados.
Si teneis pensado acaparar alimentos no se os ocurra comprar congelados, no sea cosa que se vaya la luz (de eso saben mucho en Barcelona desgraciadamente) y os tengais que saltar el régimen para al menos morir comiendo. Ya sabeis la del pobre…(antes reventar, que sobre). Tampoco deberíamos haber hecho acopio de combustible porque no creo que lleguemos a lo que planteaba la película «MAD MAX«. Con estas actitudes lo único que conseguimos siempre es acelerar el proceso de desabastecimiento. Estoy empezando a pensar que pronto se volverá al «trapicheo» del mercado negro de comestibles, con el que se lucraron o sobrevivieron algunos paisanos nuestros, en lo que se conoció como «estraperlo». El contrabando es otra cosa distinta y no ha llegado a desaparecer, simplemente han cambiado las mercancías.
Ahora hemos llegado a lo último que querría hacer un trabajador, a la HUELGA. Pero es que a los que viven de una u otra forma a base de quemar hidrocarburos no les quedaba otra. Pescadores, transportistas (camioneros,taxistas,chóferes,etc.), aviadores (pilotos), armadores ,etc., etc., etc.Y los demás a verlas venir porque al final todos estamos en el mismo barco y éste está quemando el poco combustible que le queda en el depósito. Así que si los pasajeros que estamos a bordo hemos decidido amotinarnos contra el capitán igual algún irresponsable le echa la culpa de todo a éste y acaba tirándolo por la borda.
¡Cuidado Zapatero! que las masas descontroladas acaban siempre arremetiendo contra el pobre jefe que no hace más que «velar» por el bien común.
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