Ya van unos cuantos incidentes con aviones de Air Nostrum. No sé si son muchos, aunque Aviación Civil debería hacer públicas las estadísticas de incidentes de las compañías para hacernos una idea de lo que hay detrás de una imagen de marca.
Casi de «puntillas» han sucedido otros dos aterrizajes con problemas en el tren, ambos en Barcelona en menos de 24 horas. Así los relatan en El Mundo (que incluye video) y en El País.
Visto desde fuera parece una fatal coincidencia en el tiempo y en el espacio – cosas de Einstein- pero desde el interior todo es bien distinto. La seguridad ante todo. Eso es lo que los profesionales hemos demandado y demandamos a lo largo de nuestro ejercicio profesional. Pero… la economía está reñida con la seguridad.
Me refiero a la economía en el sentido de economizar gastos. No en la de generar riqueza y hacer planes de futuro. Hay muchas circunstancias que «obligan» a realizar un vuelo en condiciones «no óptimas», pero que nunca deben suponer una merma en la seguridad. Me refiero a anomalías del tipo que pueden quedar «diferidas» para posterior corrección, como un asiento que no se debe utilizar, un aseo que no tiene agua para «lavar» las deposiciones, o cualquier otra bagatela que lo único que provoca es algún tipo de incomodidad.
Pero los sistemas básicos del avión han de estar en perfecto estado en todo momento. El tren de aterrizaje es uno de ellos puesto que es el sistema que nos permite «disipar» toda la energía acumulada por el avión desde que inicia el vuelo. La energía cinética (por la velocidad) y la potencial (por la altura) han de reducirse a cero para llegar a detener el avión una vez en tierra. Toda ella es inicialmente «soportada» por el tren de aterrizaje en el momento de la toma (aquí la «suavidad» depende de las manos del artista) y posteriormente reducida mediante los frenos (tanto aerodinámicos como sobre las ruedas). Así que cualquier fallo en el sistema del tren, redunda siempre en problemas para la estructura del avión. Quiere decirse que lo que no absorben los sistemas correspondientes lo soporta el propio fuselaje, y transmitido de igual modo a los ocupantes.
Para seros sincero el cuerpo me pide dar «leña» a esta compañía, puesto que he pasado doce amargos años como comandante de la misma. Pero no lo voy a hacer. No es mi estilo. Tampoco quiero ofender a los que han sido durante todo este tiempo buenos compañeros, algunos hasta buenos amigos, y seguro que han intentado hacerlo lo mejor posible. Pero con las intenciones no basta.
Ellos tienen la obligación de «velar» por los intereses de la empresa así que, para mantener su puesto de trabajo, han de actuar según lo que las circunstancias empresariales les permiten. Con la información periodística poco no, NADA, podemos saber de lo que realmente ha ocurrido. Así que a los pobres pilotos afectados «mi apoyo», a los pasajeros un «lo siento» y a la compañía un «ya os lo advertí».
¡Nunca quise tener razón en mis previsiones más fatalistas, pero tanto va el cántaro a la fuente…!
TCP, el comandante Sancho y toda su tripulación les deseaban un feliz vuelo. Hacíamos lo posible y casi lo imposible porque así fuera. Pero…incluso así yo sigo creyendo que merece la pena el esfuerzo. Lástima que te quitaran las ilusiones. Un beso muy fuerte y que cada cual elija la compañía con la que quiere hacer sus viajes.
Yo tengo muy claras mis opciones al respecto. 😉
Yo trabaje como TCP, en air nostrum durante dos años, y sinceramente tuve que ver de todo, vivi momentos muy buenos con mis compañeros, pero también hubo momentos de decir: Pero como vamos a despegar con esto así!!!?, eso a nivel de cabina de pasajeros, ya en cabina de mando, prefiero no entrar.
La compañía da muy buén servicio, pero con el personal no nos trataba demasiado bién, hizo que me desencantara de un trabajo que a mi me encantaba. Gracias Air Nostrum por quitarme todas mis ilusiones, y a los pasajeros, intenten en la medida de lo posible , no usar los servicios de esta compañía.
Pingback: Incidentes de Air Nostrum | Zaragozame.com