Parece mentira que con la cantidad de médicos que hay en paro, muchas veces ninguno de ellos vaya en un avión cuando más falta harían (claro que los parados no disponen de mucho dinero para viajar).
Volábamos de Helsinki a Las Palmas ,sobrevolando la vertical de Sevilla, cuando la Jefa de azafatas nos informó de que un pasajero con antecedentes de infarto, se encontraba un poco «pachucho». Antes de tomar cualquier decisión habían preguntado al pasaje si había algún médico o enfermera a bordo. Pero el resultado fué que no había más que una señora que trabajaba como auxiliar de enfermería en una clínica. Así que no podía prestar más ayuda que la de su apoyo. Puesto que en el botiquín de primeros auxilios hay diferentes fármacos que se pueden administrar, optaron por darle una pastilla de «cafinitrina» que actúa como vasodilatador de las arterias coronarias. Hay otro tipo de material y de medicinas que solamente puede ser administrado por un médico, así que ya no podían hacer más por el momento.
Al momento nos confirmó que el pasajero , que por cierto viajaba solo, había mejorado notablemente y se encontraba completamente tranquilo. El mismo decía que ya había pasado la crisis y que alguna vez ya le había pasado lo mismo sin mayores consecuencias, así que continuamos volando hacia Canarias. Cuando ya habíamos pasado el PNR (punto de no retorno), nos dice que ha vuelto a ponerse peor y que el pobre hombre no tiene muy buena pinta. Solicitamos al control de Canarios prioridad absoluta y nos autorizan a realizar la aproximación cuando todavía estábamos a unas 100NM del aeropuerto.
Por nuestra parte ponemos el avión a la máxima velocidad posible (sin que salten los remaches), acortamos al máximo las maniobras e intentamos sacar el máximo rendimiento al avión para acortar el tiempo de vuelo. Alertamos al aeropuerto de los síntomas que tiene el pasajero y requerimos ambulancia y equipo médico adecuado al caso.
La última vez que pudo entrar la jefa a informarnos nos dijo que estaba grave y que habían empezado con los masajes cardíacos. Una vez en tierra , la ambulancia con la médico ya estaban a pie de escalerilla y yo me fuí corriendo a la parte trasera del avión, donde habían colocado al enfermo, para interesarme por su estado y ver si podía servir de ayuda. Una vez en la ambulancia , nos dijo la médico que el pobre hombre acababa de fallecer, así que nos quedamos todos «helados» o «petrificados», no sé cómo expresarlo.
Cuando ya esuvimos en nuestra oficina hicimos un repaso de lo acontecido en el vuelo y de la actuación de toda la tripulación («Debriefing»). Entonces fué cuando supimos lo que habían estado haciendo todas y cada una de las azafatas durante el lamentable episodio.
Cuando vieron que no tenían más remedio que aplicarle los masajes cardíacos y respiración «boca a boca», todas se fueron turnando para hacerlo, todas empujaron en el tórax y todas insuflaron aire en la boca de aquel hombre. Ellas mismas reconocieron que durante los cursos de primeros auxilios habían pensado que nunca serían capaces de hacerlo, que les daba «asquete» pensarlo y sin embargo lo hicieron, fueron capaces de notar en sus labios y su lengua como se le movía la dentadura postiza mientras intentaban reanimarlo, y se criticaban por no haberle sacado la dentadura para favorecer la entrada de aire en la tráquea. En ningún momento sus «reparos» les habían impedido hacer su trabajo con una entrega total y hasta con cariño. Optaron por utilizar su boca y su corazón para intentar salvar a esa persona y, aunque al final murió, su entrega fué admirable.
Después de aquéllo he hablado con muchos médicos para ver qué se puede hacer más en situaciones parecidas y todos coinciden en que hay muy diferentes tipos de infarto, en cuanto al origen y gravedad de los mismos, así que lo que hicieron fué lo correcto y que tal vez ni siquiera un médico hubiera podido salvarle.
Cuando ya estuvimos completamente recuperados del «mal trago» nos fuimos a la cafetería del aeropuerto y sólo se nos ocurrió tomarnos unas copas de coñac (sería alrededor de las cinco de la madrugada) ,contraviniendo todas las ordenanzas de que está prohibido beber alcohol con uniforme. Después de 16 horas de actividad y habiendo pasado por lo que os he contado creo que nos lo merecíamos.
Si todavía alguien piensa que los TCP’S están para servir coca-colas y bocatas, le deseo una salud de hierro.
A aquella tripulación les mando un fuerte beso por si alguna vez llegan a ver este blog.
Notas: el PNR es un punto en la ruta a partir del cual tu único destino posible es hacia el que te encaminas, ya que si tuvieras que dar la vuelta , el tiempo de vuelo hacia ese punto sería mayor o no tendrías combustible para llegar.
Las azafatas podrían haber utilizado el ambú para insuflar aire, pero prefirieron hacerlo boca a boca porque tenían más sensación de que realmente le entraba aire suficiente.
Para saber algo más de ambu ver: http://personal.telefonica.terra.es/web/respiradores/ambu.htm