Han acabado las fiestas y es hora de hacer balances. Todo el mundo ha quedado satisfecho. La participación ciudadana masiva en todos los actos. Conciertos magníficos de Héroes del Silencio, Rod Stewart, etc. Ofrenda de 400.000 personas a llevar flores (en otras manifestaciones no se ponían de acuerdo en los asistentes, pero aquí no hay dudas del número exacto). El Ferial de Valdespartera todo un éxito, dicen… Interpeñas «abarrotau». Vamos que todo ha sido fenomenal, hasta el tiempo.
Pero… aquí estamos los pesados que a todo ponemos PEROS. Lo del transporte urbano cabría considerarlo como de auténtico desastre.
En Air Nostrum me «enseñaron» el arte de poner en entredicho cualquier «bulo» que se hacía circular con más o menos fundamento, y a buscar por mí mismo las ocultas razones de determinadas políticas empresariales. Así que aprendí a pensar más maquiavélicamente que los propios «conspiradores».
Ahora no puedo evitar seguir pensando del mismo modo cuando algo «no encaja» en lo que podríamos considerar como un comportamiento normal.
Algo «raro» se me hizo que no se alcanzara un acuerdo entre los trabajadores de TUZSA y el Ayuntamiento de la Inmortal ciudad de Zaragoza. Cabría pensar que los trabajadores se habían empecinado en mantener sus reivindicaciones a costa de los usuarios. Pero a mí eso seguía sin encajarme. El desarrollo de las fiestas ha provocado no pocos incidentes entre los «presuntos viajeros» del transporte público. Avalanchas, enfados, incluso agresiones y destrozos en diversos autobuses. ¿Normal?. Creo que no es normal, aunque podría haberse pretendido que ocurriera algo de este tipo. Si no se previene adecuadamente, la reacción de las masas es casi siempre lógica: Reacción violenta.
Tal vez hubo buena voluntad, no lo dudo, pero habría que haber evitado la huelga del modo que hubiese sido necesario. Cuando 30.000 personas abandonan un lugar (carpa del ferial, o pabellón de Interpeñas) al mismo tiempo, cansados de una larga noche, y en muchos casos «animados» por el alcohol; es fácil imaginar lo que va a ocurrir. Los encargados de organizar el movimiento de tanto flujo de personas, sabrán de sobras los problemas que ello representa e incluso la forma de solucionarlos, que a mi juicio ha sido ignorada. No se puede pretender que miles de personas se suban en 15 ó 20 autobuses y el resto se quede esperando tranquilamente una horita más. Así que SUPONGO que por lo menos tendrían en mente que se pudieran producir este tipo de reacciones. De ser así ¿Por qué han asumido el reto de trasladar el ferial a una zona tan remota de la ciudad, con una flota de autobuses escasa para tanto servicio como era necesario, y con unos conductores de autobuses inmersos en una huelga laboral que no les ayudaba a hacer su trabajo «con alegría»?.
Para mí, el retorcido, es que la respuesta está en el METRO. ¿Cuánto tiempo tardarán en sacar a relucir la necesidad INELUDIBLE de la implantación del controvertido metro en Zaragoza?.
Si alguno tenía dudas de su necesidad o de lo oportuno de «endosárnoslo» a la fuerza, ahora no tendrá excusa para oponerse al proyecto y, no sólo eso, sino que la ciudadanía, harta de los transportes, lo reclamará por vía de urgencia, con la buena voluntad de acabar con un problema que antes de las fiestas no existía.
Y si no que le pregunten a Maquiavelo si el fin justifica los medios. ¡Al tiempo!.