¿Qué pasaría si…?

– Los «innombrables» decidiesen hacer campaña como «otros» hicieron el 11M del 2004.

– Los «seguidores» de Os-odia decidiesen alcanzar escaños a base de «suicidas» ¿voluntarios? en los transportes de cercanías de alguna de nuestras ciudades.

– Si los ciudadanos «de bien» votasen con un criterio distinto a sus «simpatías» afectivas por unos ideales más o menos caducos.

– Si los más necesitados de dinero para llegar a fin de mes no se creyesen ninguna de las «falsas» promesas que se les están haciendo con el único objetivo de captar su voto, para después dejarlo todo en «agua de borrajas».

– Si la participación ciudadana en los comicios fuese de alrededor de un 30 % .

– Si los partidos minoritarios, que apenas han aparecido en televisión, obtuviesen una gran mayoría y pudiesen formar gobierno.

– Si la Iglesia católica no se hubiese visto en la necesidad de «defender» su status ante el anticlericalismo «de moda» por parte de los sectores más agnósticos del espectro político.

– Si en vez de recuperar la memoria histórica nos hubiesen dejado «olvidar» definitivamente unos lamentables hechos producidos hace ya más de dos generaciones.

– Si la conciencia social fuese una asignatura en la que cada uno de nosotros se preocupase por considerar los bienes públicos como algo de propiedad colectiva y no como algo en lo que se gastan el dinero nuestros políticos para hacerse unas fotos inaugurando obras en beneficio de ciertas empresas.

– Si la oposición se dedicase a plantear iniciativas factibles en lugar de «boicotear» cualquier iniciativa de futuro propuesta por el Gobierno de turno.

– Si después de las elecciones los ciudadanos tuviesemos la posibilidad de destituir a quien nos demuestra que nos hemos equivocado al elegirlo.

– Si en los debates hubiesen puesto «boca arriba» todas las cartas del taco para saber qué se tapan unos a otros.

– Si en vez de «la oposición» se constituyese en el Congreso y el Senado el partido de «la colaboración».

– Si todos dijesen abiertamente que el debate de fondo en estas elecciones es más que elegir un partido que gobierne, sino que lo que está en juego realmente es una idea de cómo debe ser nuestro modelo de estado: República o Monarquía (de dictaduras hemos tenido grandes dosis históricas).

– Si los partidos regionalistas aspirasen de verdad a representar los intereses de las comunidades a las que dicen servir, mientras que lo que suelen hacer es «vender» sus apoyos al mejor postor.

– En definitiva, si las elecciones fuesen de verdad la representación de las aspiraciones de todos los ciudadanos.

Tal vez, o a lo peor no, algo distinto podría ocurrir sobre lo que ahora se nos avecina.