En un vuelo de Palma de Mallorca a Las Palmas de Gran Canaria nos faltaba un pasajero que había facturado con equipaje y no se encontraba a bordo.
Las normas de seguridad (antes del 11 S) ya obligaban a investigar y descubrir al ausente y localizar su equipaje para no transportarlo sin él a bordo. Las razones son obvias, ya que no se puede fiar de lo que se lleva en la bodega si el propietario no está también en el avión.
Había un claro «sospechoso» con aspecto de moro ,muy nervioso y sudoroso, que decía que el equipaje era de un amigo suyo que al final no había podido venir. A su vez un «supuesto policía» intentaba corroborar la historia del moro e intentaba identificarse con una placa que parecía como del «todo a cien». (¿cuántas personas normales han visto o podrían diferenciar una placa auténtica de otra falsa?).
Como todo era muy extraño hubo que realizar una comprobación de equipaje a pie de avión. A la mayoría no os habrá ocurrido nunca, así que os cuento que lo que hay que hacer es bajar todo el equipaje de las bodegas, ordenarlo en filas, hacer que cada pasajero localice su propio equipaje para ser cargado de nuevo y todo aquello que sobre se lo llevan los cuerpos de seguridad para examinarlo concienzudamente.
Mientras se iba haciendo este proceso la Guardia Civil se había llevado a los «sospechosos» con sus equipajes de mano y lo que habían facturado. Nos comunicaron que en una bolsa de mano del «supuesto policía» había aparecido una pistola. Sentimos una gran satisfacción por haber impedido un posible «secuestro aéreo» o cualquier otro acto de sabotaje.
Sin embargo más tarde nos informan de que se había comprobado la identidad de ambos y el moro era un honrado ciudadano marroquí y el policía efectivamente lo era.
Afortunadamente había resultado ser una falsa alarma. Y los hechos se habían desarrollado de la siguiente manera:
El policía iba trasladado a Canarias, por lo que llevaba una gran cantidad de bultos (hasta una televisión). Estando en la fila para facturar había coincidido con el marroquí , el cual llevaba dos billetes , el suyo y el de un amigo que no podía volar por alguna razón, así que el policía pensó que se ahorraría unos durillos si facturaba parte de su equipaje con el pasaje del ausente. Le convenció de que de cualquier modo iba a perder el billete, ya que era un vuelo charter y no le iban a devolver el dinero ni a darle otro billete, así que el pobre aceptó hacerle el favor al policía y aprovechar el billete para una causa «benéfica».
Fijaos en las consecuencias de actuar de buena fe por un lado, y la «racanería» por otro.
El resultado de todo ello fué un retraso de unas tres horas en la salida del vuelo, el «coñazo» que representó para más de doscientas personas y la «movida» para la policía que tuvo que pensar y descartar la presencia de explosivos en el equipaje.
Si alguna vez os toca vivir una situación parecida debeis de pensar que las molestias que os produzca son siempre para vuestra propia seguridad. De siempre en los vuelos de El Al, compañía nacional israelí, se inspecciona el equipaje de esta forma.
Algún día abundaré en los sobrepesos de equipaje o en quién y cómo puede ir con su arma reglamentaria en un avión.
Hace unos treinta años, en un viaje a Venezuela, con escala técnica en Las Palmas se facturó un equipaje de una persona que no apareció. Nos tuvieron aproximadamente hora y media dentro del avión hasta que encontraron el equipaje de dicha persona, entonces no tuvimos más molestias que el retraso en el vuelo, claro que eran otros tiempos.
Saludos