Sólo han pasado 25 años desde que nos entregaron el título de Piloto Comercial de 1ª Clase de Avión a los componentes de la IXª Promoción de la Escuela Nacional de Aeronaútica (E.N.A.) y desde aquél momento el cielo se abría ante nosotros lleno de ilusiones satisfechas y con las ganas de demostrar que profesionalmente estábamos listos para el salto a una cabina de un avión de línea aérea.
En estos años hemos vivido intensamente esa profesión que habíamos soñado tantas veces, hemos visto colmadas muchas expectativas, hemos ganado en experiencia y unos cuantos miles de horas que unos y otros hemos dejado tras la estela de nuestros aviones.
Hemos podido celebrar las bodas de plata de nuestra promoción en el sitio donde comenzó a tomar forma un sueño para convertirse en una profesión maravillosa, aunque llena de vicisitudes y asumiendo cada vez mayores responsabilidades y compromisos, y nos juntamos en Salamanca, donde estará siempre nuestra querida ENA.
Fuimos un grupo de jóvenes unidos por la misma pasión y la voluntad de luchar por lo que deseábamos con más anhelo. Teníamos en común casi todo y todos éramos a la vez completamente diferentes, maravillosamente raros, y lo suficientemente locos como para embarcarnos en una aventura que nos iba a quitar los pies del suelo.
Este fin de semana en Salamanca hemos saboreado con deleite algo más que las tapas, hemos mirado de nuevo hacia las torres de las catedrales, y descorchado la botella de los recuerdos imborrables que nos fueron impregnando durante aquellos años de formación. En el aula salieron burbujas de aerodinámica o meteorología, en los entrenadores del vuelo instrumental volvimos a hacer la figura B o una espera en «salchicha», tocamos con cariño los lomos de nuestras BONANZAS, y nos llenó el aroma del combustible recién quemado por los motores…
Sin duda que nuestras caras demostraban alegría, satisfacción y nostalgia por todo lo que a cada uno nos iba sacudiendo a cada paso que dábamos en nuestra escuela, y que recorrimos acompañados de algunos de nuestros profesores y amigos.
Fueron momentos mágicos, casi casi etéreos en nuestras mentes adultas que volvieron a ser muy jóvenes y alegres, y como algo «excepcional» (tal vez por primera vez) nos tomamos unas cañitas o vinos en la Plaza Mayor… para hacer algo de tiempo hasta la cena.
En fin, queridos compañeros, os doy las gracias por seguir todos ahí, por haber hecho el esfuerzo de juntarnos una vez más, por todas esas emociones que salieron de cada uno de nosotros, por esos abrazos sinceros y por la maravillosa sensación que se tiene cuando uno se siente parte de un colectivo magnífico, formado por un extraordinario grupo de profesionales, pero cuyo mayor valor es que sois ante todo MUY BUENA GENTE.
Y como sé que lo vais a leer, permitidme que en nombre de toda la IXª promoción de la ENA le dedique este pequeño escrito, con todo nuestro cariño, a nuestro campeón «El Sánchez» que seguro está sintiendo la fuerza de todo este puñado de gente a su lado y con él.
Querido Pitu, no podía esperar… estaba deseando llegar a casa para «cascarlo».
Sencillamente fue todo fantástico. Lo que yo denomino el «comando Charro» se esmeró hasta el detalle aparentemente más insignificante.
Judith me preguntaba al principio de la jornada que qué sentía… y mi respuesta más o menos fue que conforme recorríamos diferentes espacios de nuestra ENA, iban surgiendo las emociones «de a poquito», como sin querer, y que tenía que pararme a asimilar el conjunto porque de «un golpe» era demasiado…
Evidentemente cada uno de nosotros revivió momentos muy personales, en los que de una manera u otra siempre había un compañero de vuelo, una anécdota, una preocupación o la alegría de una «SUELTA».
Entonces ni siquiera éramos conscientes de lo que era ese magnífico grupo de personas, unidas por un deseo común…
Con el paso de los años hemos aprendido que al final, lo que de verdad importa, son esas personas que están a nuestro lado en los momentos que hemos ido viviendo…
Espero, y estoy seguro, de que este aniversario servirá para que estos «nómadas del aire», nos volvamos más sedentarios y podernos reunir, en cualquier momento, y dejar volar nuestros sentimientos para que todos podamos disfrutar de ver las caras de felicidad de los AMIGOS…
Querido Carlos.
Todavía me encuentro en la fase sensible-nostálgica en la que Ana me metió el otro día con sus palabras, pensando que con los cuatro pañuelos de papel que me quedan en la caja podría superar el bache, y ahora vienes tu con estas. Deberías haber esperado un par de días para evitar el efecto multiplicador.
No se me van de la cabeza todos los momentos y emociones del día, pero aparte de lo anterior, me impactó mucho el ver nuestros viejos apuntes de física, cartografía, aerodinámica, los mapas 1:500.000 todavía con restos de aquella pintura con la que trazábamos las rutas de vuelo visual… esparcidos por todas las mesas. Me senté igual que vosotros en mi pupitre y por un momento sentí que había retrocedido en el tiempo, como si fuésemos a empezar la clase en una fría mañana del mes de febrero de 1985. Que buena idea tuvo «EL MAESTRO» al traer todo ese material.
Ahora con el tiempo volvemos a nuestros quehaceres y preocupaciones se van diluyendo estas emociones pero a mi me basta con que nos juntemos de vez en cuando para revivir aquella época.
Un abrazo Carlos.
Gracias Tronco, no te pases…
Una cosa es cierta, me encanta el español, trato de escribir correctamente y si además soy capaz de plasmar lo abstracto en unas líneas escritas, me doy por contento.
Un abrazo Miguel
Gracias Carlos.
He flipado con tu redacción. Mejor que un millón de fotos.
Tienes un don. Eres un artista. Y quien nace artista lo es en todas y cada una de las facetas de su vida.
Gracias Carlos.
Mac tu que eres un cow Boy sabes que a los caballos desbocados hay que dejarles la brida suave, dejarles galopar, aguantar en la silla y cuando les sale espuma por los belfos, tranquilizarles y volverlos a dominar.
Nuestra aviación volverá a la cuadra, y nosotros seremos los jinetes… Jeje
Bravo Carlos por tus palabras llenas de emoción y de ternura comentando la reunión de este fin de semana. La verdad es que no ha podido salir mejor.
Durante unas horas hemos aparcado la tensión que todos los pilotos españoles vivimos en la actualidad y hemos » pasado » de crisis, de convenios, de acuerdos y de malos directivos para festejar este hito que suponen la supervivencia durante mas de 25 años en este mundo tan apasionante como incierto.
Compartimos momentos inolvidables y me quedo con ese recuerdo de este 22 de febrero. Una fecha que con broche de oro forma ya parte de la historia de la novena promoción de la E.N.A allá en Salamanca, allá donde como muy bien cuentas, empezó a fraguarse esta gran aventura…