Esta fué la primera de las que “colgué”. No recuerdo en que fecha pero ya había fracasado personalmente en mi intento de convencer a la dirección de la necesidad de un cambio en las relaciones laborales. Estábamos en pleno proceso de negociación del primer convenio colectivo de Air Nostrum y las negociaciones no conducían a nada. Las promesas iniciales de aumentos salariales parecía que no se iban a cumplir y el gran esfuerzo inicial que supuso para todos, parecía que iba a ser la tónica laboral en el futuro.
Os ahorraré los detalles pero os garantizo que el sacrificio enorme de los pilotos en aquellos tiempos fué inmenso. Lo pagamos con creces en dedicación y entrega, con la ilusión de que el proyecto empresarial se desarrollase sólidamente. Por aquél entonces habíamos trabajado de lo lindo durante más de dos años, la compañía ya obtenía beneficios y lo único que se pretendía era que se mejorara la calidad de vida de todos los empleados.
Los incrementos salariales que se pretendían no eran nada descabellados, ya que estábamos en todos los departamentos alrededor de un 40% por debajo del sueldo medio en el sector. No quiero errar en las cifras pero creo recordar que se pedía un aumento de alrededor de un 8 ó 10%. En una compañía que dió beneficios casi desde el primer año de funcionamiento. Todo un récord atribuible no sólo a una gestión “férrea” de los gastos, sino al esfuerzo colectivo de todos los empleados de la incipiente compañía.
La frustración que sentía sólo pude liberarla escribiendo esta fábula que le mandé , dedicada y rubricada al Sr. Bertomeu, consejero delegado de Air Nostrum. Nunca quise que se tomara como un anónimo ya que lo mismo se lo había dicho en reiteradas ocasiones, sin literatura de por medio.
CjauCarlos,
Me ha gustado mucho.
Así es, tal cual la vida misma…
Felicidades por la fábula, me ha gustado mucho.