Hoy las ciencias adelantan, ¡que es una barbaridad!. Así decía una zarzuela (la Verbena de la Paloma). Pero no voy a hablar de Zarzuela, sino de un estudio científico que demuestra que vivir cerca de un aeropuerto produce un aumento en la tensión arterial.
Según dicho estudio que publica la revista European Health Journal, el hecho de vivir cerca de un aeropuerto, sometido a ruidos superiores a 35 db durante el sueño, hace que nuestra tensión arterial aumente de forma considerable, incluso si el ruido no llega a despertarte.La noticia completa que aparece en El Mundo, abre nuevas vías de preocupación a los ciudadanos de las grandes urbes. Tráfico, bares de copas, industria, aviones, etc., todo produce ruido. Tal vez el factor psicológico consciente se manifieste en forma de «irritabilidad» y disgusto cuando estás sometido a esa clase de ruidos, pero dormido no liberas la tensión que te genera el mismo y el organismo -tan sabio- reacciona como puede ante la agresión.
Imagino que la solución es irse a vivir tan lejos como se pueda de dichos lugares. Claro que luego te queda soportar los atascos, claxons de los nerviosillos, imprecaciones y stress por llegar tarde «al curro». Con lo que el remedio puede ser peor que la propia enfermedad.
Pero cuando a los ciudadanos, empobrecidos artificialmente a base de subirles las hipotecas, les preparan la cama justo debajo de la zona de aproximación al aeropuerto, de nada les sirven estos estudios. Bastante tienen con haber conseguido un piso de VPO en una zona de «colonización» moderna.
Supongo que recordais la paliza que dí en su día con el ruido sobre Montecanal y Valdespartera (Artículos: Primero, segundo y tercero). Entonces sólo insistía en la molestia que ello causa, y algunas soluciones prácticas ante lo «inevitable». Pero ahora hay un tema de salud que pende sobre sus cabezas. Cuando los jóvenes, al cabo de los años, hayan llegado a la década de los «achaques», como mínimo tendrán que lidiar con la hipertensión producida por años de sometimiento al ruido. Afortunadamente los políticos que han propiciado el desaguisado estarán peor que ellos, ya que son ahora bastante más mayores que los «colonos» de la Ecociudad. Sin embargo no creo que les consuele en absoluto. Al fin y al cabo ellos tendrán que sufrir sus malestares, mientras que en «Las Lomas» seguirá habiendo canto de pájaros y ruido de viento.
Nota: El Alcalde de Zaragoza (Don Juan Alberto Belloch) vive en Las Lomas ya que, según él, no tenía dinero para pagar una vivienda en el centro de la ciudad.¡Qué suerte tiene de haber sido tan pobre como para vivir en las afueras y tan rico como para pagar el precio de un chalet alejado del ruido!.
María Teresa: ¡Qué a gusto te has quedado!
Así me gusta la gente, que aporte datos fidedignos sobre la verdad de ciertos dirigentes .
Aunque tal como están las cosas, casi sale más barato que se quede allí que arreglarle un piso oficial por 250.000 €.
Es lo mismo que pienso yo, «POBRECITO NUESTRO ALCALDE» y mas despues de haber estado de visita en un chalet de la citada urbanización de lujo llamada «Las Lomas».
Con barrera ante la entrada principal y guarda en caseta guay, que me interrogó sobre el motivo de mi visita y a donde me dirigía y ver que estaban de obras y el único tramo transitable, tanto en coche como andando y con el firme feten,el resto era un barrizal lleno de agujeros, llevaba exclusivamente al chalet de nuestro edil, repleto de guardas de seguridad que me hicieron sacar casi hasta la partida de nacimiento, cuando me paré delante por pura necesidad.
Felicidades Sr. ALCALDE Ud., SI QUE SABE… pero engaña muy mal.