Ha empezado un nuevo curso y todavía no había hecho referencia a lo que más me ha gustado de siempre, el estudio -más que el estudio el conocimiento- de las cosas.
En la búsqueda de la verdad y del saber hay mucho de humanidad y por tanto es lo que diferencia al hombre de otras especies a veces menos animales que el mismo hombre. La prueba de ello son los tres atentados perpetrados por la banda de innombrables durante este fin de semana. Pero no van por ahí mis cavilaciones de hoy.
Ayer empecé el nuevo curso con mi hija centrando algunas ideas con un pequeño trabajo de aproximación a la filosofía. Mi «colaboración» suele ser más exigente que la del propio maestro porque pretendo que piensen en cosas que a los chicos no les suelen atraer ni remotamente. La filosofía suele ser un «rollazo» infumable cuando se tienen 16 años. Pero cuando te vas haciendo más mayor te das cuenta de que la filosofía impregna nuestra vida en todos y cada uno de los momentos en que te dedicas a pensar en algo. Somos entes filosóficos sin ni siquiera darnos cuenta de ello.
Ayer tuvimos que «iniciarnos» en la definición e historia de la filosofía, nos metimos en la piel de Aristóteles, un poco de Metafísica y revisamos someramente a San Agustín, vimos de nuevo a Descartes a Kant y a nuestro insigne Ortega. Pero como aperitivo me quedé con un par de ideas muy importantes para nuestra vidas:
– La primera es que el hombre, partiendo de los mitos, llegó a preguntarse el porqué de las cosas y ahí empezó a hacerse filósofo. El cómo responder a cada una de las preguntas que se le ocurrieron hizo desarrollar diferentes escuelas que todavía no han dejado de estar vigentes, ya que la propia historia de la filosofía constituye en sí misma la parte esencial de su ser. No hay filosofía sin historia y cada filósofo parte de su propio conocimiento previo para seguir perfeccionando la propia historia.
– Y segundo y tal vez más importante es la certeza de que cada rama o ciencia filosófica complementa y construye al resto, incluso refutándola. Nada excluye a nada y todo forma parte del mismo origen y esencia filosófica. Ninguna idea está en posesión de la verdad absoluta, sino que su «verdad parcial» construye la «verdad universal».
Esta es la maravilla de la filosofía, que todos tienen razón porque la ejercen, estudian la razón y la esencia de la vida y LA VIDA ES LO MAS IMPORTANTE.
Creo que queda clara mi filosofía. Aunque en el fondo ya lo dijeron los hippies en su época: PAZ Y AMOR. Eso es todo amigos. Ah, y advierto que no estoy «fumao», ya sabeis que llevo cinco meses sin fumar ni una calada.
Sofi también eso es filosofía. Todo es válido porque contribuye a formar una opinión, una creencia que nos sirve y sirva para hacer el bien. La religión es por eso un tema que nunca toco, porque las creencias particulares son parte de la intimidad más profunda de una persona y cada cual ya tiene bastante con intentar comprender el mundo próximo como para entrar en la mística. Los romanos también tenían sus dioses particulares como bien sabes, aquellos manes, lares, y penates. Luego ya surgieron el cristianismo como derivación del judaismo, el Islam, y todas las demás con origen en extremo oriente hinduismo, budismo, etc. Por no hablar de las religiones animistas o las propias de cada una de las tribus y pueblos que ocupamos el mundo. Imposible hablar de una religión sin mezclar a todos los dioses…¡Vaya berenjenal! mejor lo dejo…
Más que dominar el agnosticismo, diría yo, Carlos, que tenemos otra manera de argumentar y de creer. Quizá no creamos en ese Dios etéreo y con apariencia de anciano de barba blanca, con la que se le ha presentado a lo largo de la historia. Más bien creemos en nuestra filosofía y sabemos que todos somos parte de ese Dios, como pequeños dioses particulares, que, en definitiva son los que nos sacan adelante. (No se si es una burrada esto que acabo de decir, pero pienso así).
Lamia, ergo… no has pasado de la filosofía, sino que has establecido una propia que se suma a todas las demás. Eso es lo que haces, colaborar en su engrandecimiento aunque no recuerdes demasiado de otras escuelas. Tampoco yo es que sea un Platón, vamos. Además TU filosofía es la misma que la de una gran mayoría de ciudadanos, y aunque no seas creyente (no lo sé ni hace al caso), el fundamento último de esa forma de entenderla se encuentra ya en la tradición judeo-cristiana, donde el mensaje definitivo de Jesús fué el de amarse los unos a los otros. Claro que entonces Filosofía y Religión estaban más ligados que ahora donde domina el agnosticismo.
Ahí te quiero ver… Cinco meses es un montón.
Me temo que la filosofía en mis estudios ha sido siempre un mal menor. La del bachiller la pasé como pude y la de la carrera gracias a la ayuda de una compañera que se desgañitó intentando explicarme el sentido de las cosas. Al final, aprobé de memoria. Patético, ¿no?
Ahora tengo mi propia filosofía: no hagas daño a los demás ni hagas lo que no quisieras para ti.
Fin.
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