Y no os quiero hablar del arrogante flamante campeón del mundo de Fórmula I, sino de otro más humilde y más importante para la humadidad y su bienestar: «HAMILTON NAKI».
Hasta ayer yo no tenía ni idea de la existencia de este gran hombre, NEGRO, y sudafricano. Una vez más mis «colaboradores» desinteresados me han hecho llegar un punto desde el que partir para haceros llegar noticias como esta. Gracias Mª Teresa por el pps.
El Sr. Naki fué un ejemplo de superación y desarrollo personal en contra de todo tipo de obstáculos: ambientales, sociales, políticos, raciales y económicos. Nada le impidió hacer lo que sin duda alguna era su misión personal. Partiendo de la miseria, y siendo sobre todo BUENO como persona, aceptó su situación con resignación y entrega a los demás, dejando el triunfo y la gloria para el Dr. Barnard.
En efecto debió ser el colaborador directo durante el primer transplante de corazón (acreditado) entre seres humanos. El apartheid le impedía compartir no sólo los honores del logro científico, sino sencillamente le impedía ser «médico».
Afortunadamente para todos una vez restablecido el sistema en el que los negros sudafricanos dejaban de ser considerados «seres inferiores» tuvo el reconocimiento oficial y nombrado médico honorario.
La historia de este hombre excepcional es una muestra de muchas cosas. Para mí la más importante, y la que marca todo lo posterior en su vida, es su voluntad de superación y ayuda humanitaria a pesar de la propia vida personal. Su generosidad y su entrega a una causa «superior» sin esperar nada a cambio. Con ese enfoque no sólo logró ser pionero y gran cirujano, sino que calladamente estableció el marco sobre el que sus conciudadanos, blancos o negros, pudieran compartir todos los aspectos que tiene la vida como iguales que son.
Según los artículos que se busquen de él (en internet) hay discrepancias en si colaboró o no en el primer transplante de corazón, aunque eso para mí es casi irrelevante. Estoy convencido de que sí debió ser quien extrajera el corazón de la donante, puesto que se le reconoció toda su labor cuando ya era mayor y algo tarde. Pero le llegó.
La segunda consideración que quería hacer es lo tontos que somos todos por desaprovechar a las personas valiosas por detalles insignificantes, como el color de la piel, la extracción social o el equipo de fútbol al que admira. Tenemos tantos prejuicios, tanta miseria impresa en nuestros genes que no dejamos fluir libremente nuestros sentimientos y necesidades mutuas para colaborar en el desarrollo de todos a la vez.
Rechazamos a alguien sin motivo y al cabo de los años nos damos cuenta de que esa persona que estaba ahí, invisible a nuestros ojos, había sido la causa de nuestro propio bienestar. No hace falta que nos tengan que transplantar un corazón para que el nuestro se ablande un poco, para que aceptemos a los demás como son. Y para que les ayudemos a superar las barreras que tengan por delante para superarse a sí mismos. Al final el más beneficiado por ello puedes ser TU MISMO… y si no, verás a tu lado a una persona feliz. Lo cual tampoco es mala recompensa.
María Teresa, seguramente el Dr. Barnard tuvo la gran virtud de elegir a los mejores en su empeño de hacer un transplante. Creo que a parte de la técnica un líder debe dominar la gestión de grupos, y eso sí que debió ser dificil. A menudo nos «topamos» con jefes que no saben ni hablar con una sola persona de manera educada, y mucho menos dirigir esfuerzos para el logro de un objetivo de forma que todo el mundo se sienta parte del proyecto y copartícipe del éxito.
La sociedad siempre es injusta con muchos, así que en el entorno en que les tocó desenvolverse fué todo un avanzado a su sociedad. Lo del Dr. Naki es muy penoso aunque no único. En la ciencia ha habido muchas envidias siempre, competencia por destacar y «espionaje» científico. No son distintos al resto de nosotros, aunque se dediquen a la investigación.
En cuanto a su vida amorosa, no lo sabía porque solo veo el hola en la pelu, y no tienen números tan atrasados…jejeje. 😉
Si la cara es el espejo del alma, ya se ve como era este DOCTOR, quizá fuese mas hábil, que el que se llevo la fama y los honores, suele pasar, por eso no podía prescincindir de el, el Dr. Barnard, que estuvo muy ocupado también, con sus escarceos amorosos, dejando a su esposa de toda la vida y cambiandola por una 20 o 30 años mas joven que la anterior, lo cual es legítimo, pero lleva su tiempo y «desgasta mucho» como así le ocurrió…..
Llevo algo de retraso, porque he estado fuera y no tengo portatil propio….pero es un tema muy de actualidad e interesante, que en su momento se ocultó.