Apenas unos gramos de polvo pueden causar la muerte de varias personas. Unos dicen que podría ser heroína adulterada, otros que no se sabe nada y los más leemos con estupor cómo están muriendo algunos reclusos en la cárcel (centro penitenciario) de Zuera, en Zaragoza.
Me temo que la sociedad en general hace la «vista gorda» cuando ocurren cosas así. ¡Qué más da!. Al fin y al cabo son delincuentes que están encerrados por haber cometido algún delito. Además muchos de los delitos tienen como origen la propia droga, así que finalmente acaban siendo víctimas de su propio delito.
¡Qué asco!. Si pensamos así de verdad, es que deberíamos estar encerrados nosotros mismos para ver lo que se cuece dentro de uno de estos lugares.
No importa las causas que les hayan llevado a estar cumpliendo condena, ni si eran o no drogadictos antes de entrar a formar parte de la población reclusa. Lo que si es verdad es que en las cárceles hay drogas. De todo tipo y para todos los «enganches» y si en la calle es caro conseguirla, imaginaos lo que puede valer un «chute» en un sitio así.
Tengo algún amigo que trabaja como médico de prisiones y realmente su labor es más que dificil en estas circunstancias. Mayoritariamente el tipo de enfermedades que tratan son de las relacionadas con estados alterados del comportamiento. Vamos psíquicas. Depresiones, violencia, inadaptación, rebeldía, esquizofrenias, etc. Lógicamente los casos más graves son derivados a otro tipo de instituciones, pero en el día a día sus pacientes acuden con la esperanza de que les alivien de sus más íntimos pesares a base de algún medicamento paliativo de su adicción a los estupefacientes. Tampoco es raro que se autolesionen para salir de un entorno tan poco atractivo como puede ser una jaula para humanos.
Somos poco dados a pensar en los problemas personales de quienes consideramos «proscritos» socialmente. ¡Bastante tenemos con nuestros propios problemas!. Pero la muerte de estas personas no debería dejarnos impasibles ante el dolor que sufren ellos y sus familias. Siguen siendo seres humanos, y muchos de ellos arrepentidos de sus actos e incapaces de haber evitado el acto que les llevó a prisión.
Lo cierto es que están muriendo por culpa de droga adulterada, aunque todavía no ha sido confirmado de manera oficial, y eso debería remover nuestras conciencias. ¿Por qué hay droga en la cárcel?. ¿Cómo se permite que esas personas puedan llegar a morir por esa causa?.
El Ministerio de interior tendría que haber dado las explicaciones adecuadas a la gravedad del asunto, porque de lo contrario habrá que pensar que estamos todos podridos.
Cualquiera que piense un poco se dará cuenta de que un «drogadicto» es un enfermo cuya recuperación es muy dificil. Si a ello le unimos que ha delinquido para procurarse sus dosis y se encuentra encerrado, estamos haciendo el caldo gordo para que llegue a más en su adicción. Imagino que a nivel de funcionarios es practicamente imposible detectar cómo se introduce la droga en las prisiones, y aunque fuera posible ¿sería mejor impedir totalmente dicho tráfico?.
Supongo que en un grupo numeroso de afectados por el síndrome de abstinencia sería peor el remedio que la enfermedad. Son preguntas que dejo en el aire para que cada uno reflexione según sus propios planteamientos. Pero desde luego que la droga mata, acaba con las personas de manera inexorable y de manera dramática. Pero desde luego que no debemos permitir que nuestra falta de sensibilidad haga que no consideremos a estos muertos como a cualquier otro, como una víctima inocente del tráfico y contrabando de estupefacientes.
El debate social sigue abierto, tenemos que analizarlo y buscar soluciones pero no debemos olvidar que los reclusos siguen siendo miembros de la sociedad, aunque los tengamos aislados del resto para exculpar sus actos. No todos los presos son mala gente, en serio. Alguno de nosotros podría acabar allí y morir drogado. De eso que no os quepa la menor duda.