(mi bola de cristal…)
A pesar del ¿optimismo? talante reinante en el sector turístico, al menos en lo que publica el propio ministerio que parece que las cifras sean positivas, hay que fijarse en el signo negativo de la última casilla, donde se representa el descenso porcentual respecto del año anterior.
¿A qué viene esto?. Sencillamente a que auguro un «PESIMO» año para nuestra «flamante» industria turística. No hay que perder la perspectiva de que la misma, en España, representa el 11 % del PIB y el 12 % del empleo nacional.
Pero también hay que hacer notar que el turismo no llega a nuestro país como por ensalmo, ni teletransportados, ni andando. Muchos de ellos lo hacen mediante el avión. ¡Qué cosas!, al final los pilotos tienen mayor repercusión económica que llevarse una «pasta gansa» por disfrutar de unos placenteros vuelos. (Pero hasta el Rey destacó en FITUR la importancia del sector)
Independientemente de los valores porcentuales tan altos, lo que no cabe duda es de que atraer y traer turistas a nuestro país, es algo más que una diversión para los profesionales implicados: hoteleros, restauradores, touroperadores, camareros, construcción, transportistas, taxistas, sombrilleros o vendedores de fruta en la playa. El informe que publica hoy el diario Expansión resulta demoledor.
Ciertamente que llevo pregonándolo mucho tiempo en circulos más reducidos y menos «filtrados» por la mano negra. Algunos podríais pensar que escribo esto a «toro pasado», pero no hace falta ninguna dote adivinatoria para saber lo que tenía que ocurrir. Tras el descalabro de la construcción, seguido de la bajada de ventas -y por tanto de producción de automóviles – en seguida debía llegarle el turno a la siguiente gran industria del Estado. Así que ahora a rezar y esperar que no se nos lleve a todos, en tromba, el chaparrón que nos amenaza.
La Semana Santa, al margen de las devociones personales, habría de ser aprovechada para encomendarse a las alturas, salir de vacaciones y disfrutar de las maravillosas procesiones de todo el Estado (Recomiendo el Bajo Aragón), pero van a servir de termómetro de la salud turística española. Si, como me temo, la campaña resultará lamentable, es muy fácil prever que alguna que otra compañía charter tenga que ir pensando en echar el cierre. Probablemente las » Low cost» busquen otros países menos afectados por la crisis en donde chupar un poco del bote vendiendo duros a cuatro pesetas. Así que de las grandes ofertas sólo quedaran los carteles publicitarios.
En cuanto al sector de vuelos regulares… ¿quién sabe lo que pasará?:
-Señorita, yo lo sé: ¡ «LO MISMO» que con el turismo!.
Si yo ayer usé el AVE, por necesidad y comodidad, los viajeros habituales de vuelo regular ¿ acaso son más tontos que yo?. ¡No señor! y además les pagan los viajes. Suelen ser empleados de diferentes empresas, diferentes categorías laborales y con el único objetivo de realizar sus funciones desplazados de su lugar habitual de trabajo, por lo que los «pagadores» de los pasajes suelen mirar con lupa cualquier gasto que no sea estrictamente necesario. Antes resultaba más barato pagar un pasaje de avión ida-vuelta en el mismo día, ahorrarse el alojamiento, ahorrarse las dietas por pernocta y además tener al empleado al día siguiente a primera hora en su puesto, descansado o no, pero listo para ser «exprimido» un poquito más.
Ahora, es posible que ese señor vaya también en tren, incluso que le alojen en un hotelito más modesto por aquello de que está de oferta, o tal vez hasta se vaya en su coche con cargo de kilometraje. Al final no importa tanto el rendimiento, sino que el trabajo y el trabajador resulten baratos.
Ignoro realmente las cifras que se manejen en los centros de análisis experto en flujos de personas. Ni las líneas de crédito que puedan tener unas compañías aéreas del tipo que sean, pero como la crisis ataca a todos por igual, las más vulnerables suelen ser las charter, seguidas de las de bajo coste y finalmente las regulares. Pero la pescadilla se está buscando la cola y me temo que pronto se pegará un bocado a sí misma.
Así que atentos a los periódicos, porque me temo que el sector aéreo hace agua por todos los lados, y así a lo que se llega es a : Hundir la Flota. Y esto sí que no es un juego, porque el puesto de muchísimos empleados del sector aéreo está más que nunca EN EL AIRE.
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Suco el peligro del «monocultivo» (o también lo de los huevos en el mismo cesto) es que o se apedrea o se cae el cesto. En España, la década de los 60 (del siglo pasado) fué la que definió el turismo actual, así que llevamos casi medio siglo con el mismo patrón. Pero ya hablaré más en profundidad, ya que sé que me lees mucho. Por cierto gracias por comentar y enriquecernos con tus aportaciones.
Vito ¿cuándo te presentas a las elecciones?. Te ofrezco la cartera de… «fontanero» de la Moncloa. Ante todo «sangre fría» y procurad salvar los muebles… 😉
En los momentos ecómicos buenos hay que explorar nuevas posibilidades de negocio futuros porque todos los modelos económicos acaban por agotarse. Ahora sabremos si nuestro tejido productivo y los gobiernos hicieron sus deberes a tiempo y no por profundidad de la crisis, sino por el tiempo que nos cueste salir de ella.
El turismo ha sido históricamente una fuente de ingresos bastante importante desde mediados de la década pasada. El problema es que nos hemos quedado ahí, y nadie se ha preocupado de invertir/crear nuevas oportunidades de negocio en otros sectores. Es por esto que, cuando la economía no está muy boyante para hacer excursiones, la gente se echa las manos a la cabeza sin que tengan alternativa alguna.