Ayer en la edición impresa del Heraldo de Aragón pude leer, en la contraportada, una columna de José Javier Ronda, en la que hacía referencia a una anécdota que se produjo en una conversación entre Luis XVIII y Talleyrand.
Como la conversación es deliciosa no pude por menos que «robársela» a su autor para que recapacitemos un poquito del precio de la alta política.
Cuenta su autor que, al redactar una nueva Constitución para garantizar la permanencia de la Dinastía en la Corona, el Rey le presentó a Talleyrand el texto par obtener su opinión…
-Talleyrand: «Señor, echo de menos una cosa importante, el sueldo de los diputados…»
– El Rey: «No debe haber asignaciones. Tan relevante cargo no se debe ejercer por dinero sino por el bien del País».
– Talleyrand: » Sí, Sire, pero estas funciones, si son gratuitas, ¡salen muy caras!».