(Torre de Babel: Pieter Bruegel – El viejo)
Una de las cosas más importantes de las personas es su idioma. La lengua materna es la que nos permite desde muy pequeños ir accediendo al mundo que nos rodea a través de la palabra. El lenguaje es con toda probabilidad lo que nos diferencia más de otras especies animales.
Una vez «dominada» nuestra propia lengua, la necesidad de comunicación nos va llevando a estudiar otros idiomas para poder entendernos con personas de otras culturas. En nuestro país siempre hemos sido un poco remisos a estudiar otros idiomas, tal vez porque la importancia del español como lengua nos hacía creer que ya era suficiente. sea por lo que fuere nunca hemos sido grandes dominadores de idiomas extranjeros.
Esta tendencia cambió y casi todos los españoles nos hemos acercado con mayor o menor intensidad al estudio de lenguas diferentes al «cristiano». ¿Quién no se ha matriculado varias veces en Inglés?.
En mi época escolar la segunda lengua era el Francés. A mí me gustaba estudiarlo y creo que llegué a un nivel gramatical suficiente como para entenderlo. Sin embargo hablarlo era otra cosa y apenas tuve ocasión de practicarlo. Posteriormente me dediqué con ahínco al estudio del Inglés para poder acceder a mi profesión y tener la suficiente soltura como para defenderme en el mundo profesional.
Sin embargo me han quedado en el tintero otros idiomas que me hubiera gustado aprender y que por falta de tiempo nunca he podido estudiar. Por ejemplo el Alemán y el Italiano.
Ahora he podido practicar uno nuevo, muy util y práctico: Espan-taliano. Creemos que el Italiano, por ser derivado del latín como el Español, nos resulta muy fácil. Y realmente es relativamente sencillo poder entenderte con los italianos en una mezcla de ambos idiomas, siempre y cuando los interlocutores tengan verdadero interés en comprenderse.
Durante estos últimos días hemos tenido la oportunidad de practicarlo a diario y poco a poco hemos llegado a un nivel de comprensión más que aceptable. Ni por parte de los italianos ni por la nuestra hemos hecho siquiera mención de hablarnos en Inglés, el idioma «oficial» internacional. Ni en los hoteles o los restaurantes, donde todo el mundo lo habla, hemos insinuado apenas una palabra en Inglés. Ha sido una cosa totalmente natural.
Todo esto me ha hecho reflexionar sobre la naturaleza de las relaciones. Nos sentíamos a gusto intentando hablar en italiano y ellos intentando hacerlo en español. Incluso hemos establecido una cierta relación de «amistad» con alguno de ellos, y todo gracias al idioma.
Realmente Italia es un país maravilloso en cuanto a arte y cultura. Pero creo que lo que más nos acerca a los italianos es una lengua «hermana» o «prima» de la nuestra. El carácter latino de todos nos hace más iguales que diferentes y la simpatía mutua se nota por cualquier parte de Italia. ¡Qué diferente al rechazo que se nos transmitía en otros países europeos de nuestro entorno!. Ni siquiera nos querían entender hablándoles en su propia lengua.
Por todo esto cada vez me he ido sintiendo más «extraño» ante el rechazo del Español en nuestro propio país. Me parece maravilloso y extraordinario tener una riqueza cultural tan grande como la nuestra, donde el conocimiento y desarrollo de diferentes idiomas sea una parte importante de nuestro legado cultural. Pero el uso de la lengua como un vehículo de comunicación es el objetivo primero para utilizar una forma de hablar.
El gran maestro de la Lengua Española , Don Camilo José Cela, ya lo expresaba con la rotundidad que le caracterizaba que: «La lengua era para entenderse si lo que se quería era eso, pero que también servía para no entenderse cuando uno se obstinaba en que lo hiciesen en su propio idioma» .
El colmo de la incomprensión del lenguaje pudimos verlo en TVE hace unos años, cuando los Presidentes de todas las Comunidades Autónomas se reunieron en el Congreso para hablar de «sus cosas». Para mí fué un «sinsentido» que, mientras Fraga hablaba en Gallego, el resto de asistentes utilizasen el «pinganillo» de la traducción simultánea, luego Jordi Pujol utilizaba lógicamente el Catalán para comunicar sus palabras, mientras los demás sintonizaban con el canal «español» y así sucesivamente hasta completar todas las lenguas existentes en nuestro País.
Lo que no recuerdo es si cuando alguno de los presidentes que no tienen la suerte de tener otro idioma que no sea el español, se dirigían en éste idioma al resto, aquéllos utilizaban el traductor para que se les tradujera su propio idioma a la lengua de su Comunidad.
Allá ellos con su radicalismo lingüístico, yo mientras tanto procuraré seguir entendiéndome con todo aquél que quiera hablar conmigo de lo que sea, aunque tenga que inventarme el chinonglésfranpañoliano.
porque no crean un idioma internacional para todos con el que podamos entendernos y que no sea uno ya esistente que podamos aprender de pequeñitos en la escuela, facilitaria mucho las cosas para todos.
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Saludos.