(autor: Lorenzodom)
Con cariño para I…
Uno de los daños colaterales de la crisis, del modo de vida, y de las frustraciones que nos imponen a base de crearnos nuevas necesidades-obligaciones, es la DEPRESION.
Pero ¿qué es la depresión?. ¿qué la diferencia de la tristeza común?, ¿cómo se puede superar?.
Sin duda son muchas las preguntas sin respuesta clara, ya que hay muchos planteamientos y muchas implicaciones afectivas, pero la gran verdad de esta enfermedad es que se puede CURAR.
La ciencia médica, la psicología aplicada, la bioquímica, etc. trabajan incansablemente en descubrir los mecanismos disparadores y la forma de minimizarlos o hacerlos desaparecer. No hace demasiado tiempo se dió un nuevo avance en el tratamiento mediante la estimulación por electrodos de una zona concreta del cerebro. A este tipo de nueva terapia se le conoce como TMS (Transcranial magnetic stimulation).
Muchas veces los descubrimientos científicos surgen de experimentaciones que nada tienen que ver originalmente con el efecto observado. El descubrimiento de que determinadas alteraciones en los neurotransmisores, como la dopamina (Serotonina), fué también casual, pero se ha demostrado efectivo en la mayoría de los casos con fármacos como la Fluoxetina u otros.
Las investigaciones actuales están ahora también centradas en la parte genética, gracias al conocimiento del genoma humano, y determinando las alteraciones en algunos genes y su repercusión a la hora de producir determinadas proteínas implicadas en la «fabricación» de hormonas.
En fin, una labor callada y muy necesaria a la que habría que dar mayor difusión.
Sean cuales sean las causas de una depresión, el hecho de que sea en la actualidad el mayor problema médico de los países industrializados, hace que la gravedad de la misma haya de tener la máxima consideración por parte de las autoridades sanitarias de cualquiera de estos paises.
No he tocado todavía las causas llamadas «exógenas», es decir la influencia del entorno de una persona, el stréss, las preocupaciones, el paro, la economía… Cualquier desequilibrio en la parte social del individuo, o un cúmulo de ellos, posibilita el desarrollo de la patología. No quiero decir que lo provoque, sino que influye en gran manera como detonante de algo que puede estar ya latente. Si pertenecemos al que deberíamos llamar «grupo de susceptibilidad», el que tiene los genes que le predisponen, los mecanismos hormonales en un equilibrio crítico o que sencillamente no funcionan correctamente, cuando se enfrenta a una situación «inesperada», que le cambia su modo de vida, es más que probable que acabe sufriendo de una depresión, aunque no obligatoriamente.
Pero estamos de suerte todos los depresivos del mundo, porque no estamos solos. Como veis, detrás de cada uno de nosotros hay miles de personas buscando remedio a esta plaga moderna.
No quiero olvidarme de la parte menos concreta, la psicología, esa especialidad tan ¿extraña? que intenta ahondar en nuestro cerebro a base de transmitir nuestras angustias a alguien que te escucha y te enseña a luchar contra tus conflictos íntimos, contra los sentimientos escondidos y maniatados por el comportamiento formal.
El entender que somos todos distintos, que tenemos distintos intereses, que podemos vivir muy felices con mucho menos de lo que pretendemos, que el mundo que nos rodea está lleno de luces y de sombras, pero que podemos situarnos del lado de la luz, conlleva un trabajo que, cuando estás deprimido, eres casi incapaz de afrontar. Pero se llega a conseguir.
¿Sientes que estás deprimido?, ¿crees que nada merece la pena?, ¿te faltan fuerzas para ser feliz?… Si has pensado que sí, sólo tienes que hacer un par de cosillas:
– Acude a un especialista en psiquiatría y dile la verdad, TU VERDAD. Esa persona valorará tu estado, llegará a entender lo que te ocurre y, si corresponde, te dará un tipo u otro de medicación, cada vez más eficaz y con menos efectos adversos.
– Acude a un psicoterapeuta, hay muchos y muy buenos que aplican distintas técnicas y escuelas psicológicas, pero poco a poco te irá dando pautas de comportamiento positivo ante lo que consideras que se te ha enredado en la cabeza. Verás cómo tu actitud cambia poco a poco y encuentras la manera de deshacer el nudo.
– Y por último, sal a la calle, habla con la gente, con tu familia, tus amigos, ¡VIVE LA VIDA!.
Vivir intensamente no significa en absoluto, consumir mucho, ganar mucho, tener mucho, exigir mucho. Hay que trasladar tanto MUCHO de nuestro cerebro, hay que ponerlo en otro sitio del que está. Entrega MUCHO, disfruta MUCHO, quiere MUCHO, déjate querer MUCHISIMO… y así empezarás a notar la diferencia de lo que verdaderamente tiene MUCHO valor.
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Vito, fíjate si sigue habiendo tópicos, que en el que yo creía que iba a ser uno de los artículos más comentados, sólo lo habeis hecho quienes habeis tenido experiencia o proximidad con el asunto. Sigue dando «yuyu» hacer pública una depresión… 😉
Mi mujer tuvo la experiencia de la incomprensión de las enfermedades mentales de manera muy próxima y siempre se lamentó de la marginación a la que eran sometidas estas personas. Afortunadamente hoy en día hay mas información y buenos profesionales, pero quedan, todavía, miedos pasados latentes de tópicos que dificultan la curación de muchas patologias. Acudir a los profesionales adecuados solucionan de forma satisfactoria los casos planteados, tal y como Carlos explica en su artículo.
Angel, algunos somos casi expertos en la materia. Pero igual que, a base de ejercicio en el gimnasio, conseguimos fortalecer los músculos, ejercitarse en la fuerza mental lleva su tiempo. Una vez hecho el esfuerzo salimos reforzados de estas experiencias y creo que mejores personas. 😉
Tú eres un magnífico ejemplo.
Las enfermedades mentales, entre ellas la depresión, no son bien entendidas y valoradas por personas que nunca las han padecido. Se suelen escuchar frases algo despecivas sobre las personas que las padecen. Lo primero que tenemos que aprende es que la depresión es una enfermedad y, por lo tanto, cualquiera l apodemos pillar. es cierto que hay personas o caracteres más propensos a padecerlas. lo mismo que hay personas a coger un catarro.
Cuántas veces hemos visto fotos de personas que en su día estivieros en la crest a de la los (empresarios, políticos, etc.), «grandes triunfadores» a base de meter la mano donde no debía y cuando los cogen, juzgan y condenan se les ve abatidos, deprimidos, etc. Es el mejor ejemplo de que todos estamos expuestos a ella.
Como tú dices, uno de los mejores antídotos es tener siempre ganas de vivir y realizar cosas. No encerrarse. La vida no está escrita, el guión lo hacemos nosotros. Ojo en mujeros de alrededor de 50 años que presentan el sindrome de nido vacía ya que su vida ha girado a la fammilia, hijos, padres, etc. y luego se encuentran solas y sin rumbo.¡que re escriban su vida! Paradójicamente hay personas que sufren una depresión y no lo saben. Quizás hllí la familia y amigos pueden hacer algo.