Todo es poco a la hora de combatir esta situación tan dramática y que llena a diario páginas sangrientas, vividas en total soledad, y con el miedo instalado en el alma de las personas que lo sufren y que muchas veces acaban con su muerte no siempre anunciada.
Ayer me topé con esta pancarta sostenida por el Ilustrísimo Sr. Belloch, a la sazón alcalde de Zaragoza, y algunos miembros más de la corporación, así como familares de la última víctima en nuestra ciudad.
Destaco el tratamiento de Ilustrísimo que le corresponde al cargo, para resaltar la importancia de que las autoridades actuen en este sentido, al menos haciendo uso de su imagen y dignidad, para concienciar a todos de la importancia capital de una lucha activa contra esta aberración social. Mi hija ya contribuyó con esta presentación Contra el Maltrato.
Evidentemente su imagen pública debe ser el detonante de la reacción social, sin la que todo queda en una miserable foto, con una pancarta, tras la que debería estar representada toda la ciudad en la persona de su alcalde.
Si nosotros no respondemos adecuadamente, estas fotos carecerán de valor práctico, quedando reducida a una mera intención bondadosa, y poco o nada más.
Hay que DENUNCIAR, ante la más mínima sospecha de que estamos cerca de una situación de maltrato, hay que apoyar a quien -por mucho que lo quiera negar debido al temor- no puede disimular los rastros de violencia que le acompañan. Hay que informar de que hay más opciones que seguir sufriendo y TEMIENDO a estos psicópatas, porque la sociedad estamos ahí para librarles de ellos.
Somos TODOS cómplices con nuestro silencio de estos maltratadores que llegan a ser asesinos. Dejémonos de pancartas y empecemos de verdad a llamar a un teléfono cada vez que sospechemos de que tras unas ojeras, un moratón o una tristeza infinita, se está escondiendo un criminal que sale de casa disfrazado de cordero.
|