Vida dorada

Acabo de descubrir este interesante vídeo en Asahago, en el que se vé cómo la naturaleza cobra vida siguiendo un patrón matemático. Primero lo veis y luego hablamos…

¿Qué os ha parecido?. Imagino que extraordinario. Ahora vamos a profundizar un poquito más en lo que hay tras todo esto.

En primer lugar el hombre siempre ha buscado el origen divino de las cosas y la perfección de la creación, llegando a establecer una relación entre el mensaje oculto de la naturaleza y diferentes interpretaciones de esa perfección en todos los campos.

Casi todos tenemos un concepto abstacto de lo que es una proporción bella, y sin ser conscientes de ello sentimos rechazo por algo que no tiene una forma o la proporción «adecuada». Sin embargo a medida que profundizamos en la estructura básica de algo aparentemente aleatorio, llegamos a descubrir que también tiene una estructura elemental pero compleja, y que responde a un mismo patrón, el Número aúreo.

La naturaleza refleja este orden en numerosísimos pequeños detalles que pasan completamente desapercibidos, desde la forma de un cristal, pasando por la disposición de las ramas de un árbol, las nervaduras en el ala de una libélula o la forma de una concha en espiral.

Todo sigue el mismo patrón geométrico, a partir de la serie de números de Fibonacci que sale de ir sumando a cada número el anterior comenzando con el 0 y el 1… ( 0,1,1,2,3,5,8…). Esta serie infinita tiene, entre otras muchas, la propiedad de que, al dividir cada número por el anterior, el valor límite al que se aproxima el cociente es el que ya hemos definido como número aúreo (?).

Este número, esta proporción, se ha buscado en todas las manifestaciones artísticas y hasta en la proporción anatómica que inmortalizó Leonardo da Vinci con su hombre de Vitruvio. Pero no queda ahí la búsqueda de la proporción perfecta, ya que se aprecia la misma en los templos griegos, en numerosas pinturas, e incluso en la música de Mozart y la Quinta Sinfonía de Beethoven.

Así pues si hacemos el viaje hasta el detalle, de lo grande a lo pequeño somos capaces de ver este número presente en lo infinitésimo , hasta en los microscópicos cristales de hielo, aunque aquí las posibilidades se amplían y se descubren composiciones sorprendentes a base de estructuras geométricas muy simples repetidas infinitas veces (ver Fractales).

Si nos vamos de lo pequeño a lo infinito, al cosmos, nos encontramos con la sorpresa de que un agujero negro también responde al patrón aúreo.

Pero para aquellos que argumenten que son de letras, que las matemáticas nunca han sido su fuerte (el mío tampoco), decirles que pueden mirar un cuadro y encontrar en él la magia de ?, también cuando escuchan música o estudian una catedral gótica (en las cuales también buscaban esta proporción como homenaje a Dios). A todos os dejo con este vídeo en el que se explica estupendamente lo que es este número divino, y la belleza de la matemática como forma de entender al hombre y a la naturaleza que lo acoge. (si os apetece otro día hablamos sobre la teoría del caos)

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

8 respuestas a “Vida dorada”

  1. Pingback: Barcelona huele a Gaudí | Alas de Plomo

  2. Gracias Alitrasto. Ayer mismo nos confirmaron que tiene plaza «garantizada» en una universidad privada. A ver si la nota de corte le permite acceder a una pública.
    Se agradece el ofrecimiento, no hay ninguna asignatura María, sólo algunas a las que no les damos importancia. Pero todas valen para algo. Hasta la estadística, que consigue hacer magia con los números. Bueno la magia la hacen algunos de los que las interpretan.
    Tú tienes 1000 y yo 200, por tanto los dos tenemos de media 600… jeje 😉

  3. ¡Jiii! hay varias versiones con esto de Edison… De todas formas, gracias.
    He visto, en otros posts, que tienes una hija que quiere estudiar medicina. Si tiene dudas conceptuales en alguna de las asignaturas «maría» para ella (estadística, pongamos como ejemplo), estaré encantada si puedo ayudarla.

  4. Alitrasto, nunca es tarde para comenzar con una nueva inquietud. Los errores pasados, bien entendidos, son siempre parte de nuestra propia formación. A Edisson le dijeron que había fracasado mil veces hasta conseguir hacer la bombilla incandescente. Y el respondió que no había fracasado, sino que había hecho mil pruebas hasta dar con la adecuada… 😉

  5. Fui de ciencias (con la suerte de contar con una maestra extraordinaria) hasta que llegué a la Universidad, completamente perdida. Empecé Psicología y, cuando iba a dejarlo (en tercero), el Departamento de Bioestadística y Metodología me repescó. ¡Menos mal! Cuando acabé el doctorado, colgué la tesis y me fui (uno de mis errores). Me dieron una magnífica formación y, creo, logré transmitir la magia. Agotador pero bonito.
    Si pudiera, ahora estudiaría Antropología, pero lo tengo difícil. Ya veremos.

  6. Alitrasto, ya me dijiste en otro comentario que el lenguaje de las matemáticas es la mejor forma de expresión. Intuyo que eres de ciencias puras, así que estás muy cerca de la proporción aúrea entre los lóbulos cerebrales. Porque escribes bien y analizas y sintetizas perfectamente. Me apunto los libros y seguro que acabo leyéndolos.
    Los maestros son la pieza clave de una buena formación (educación), para despertar ansia de saber. Lástima que dependan de un Ministerio que nada sabe de magisterio. 😉

  7. La naturaleza (el mundo, el universo) tiene su propio código y las matemáticas son la aproximación humana a él. Es la traducción más pura, constituyen el lenguaje más objetivo (en cuanto a su relación con la realidad) y el que tiene más por conocer, por desarrollarse (¿cuándo entenderemos todo lo que la naturaleza explica?). Como disciplina, su relación con las ciencias es absoluta. Como forma de conocimiento, filosofía pura.
    Sin embargo, pocos docentes consiguen enamorar a sus alumnos, ¡qué pérdida! Tanta curiosidad apagada…
    Una amiga que me conoce bien me recomendó dos libros (a raíz de una entrevista en la prensa): «La música de los números primos» y «Simetría. Un viaje por los patrones de la naturaleza», de Marcus du Sautoy. Ahora estoy peleándome con ellos, pero lo disfruto. Te los recomiendo.
    Aún saltándome los pasajes que me resultan duros, ¡me lo estoy pasando pipa haciendo analogías! Pero esto lo dejo para otro momento.

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