He contado y contaré historias de ríos, y de amistad, de fluviofelicidad y de ecología acuosa, fluida y fluyente (ojalá influyente), porque los ríos llevan agua a los pueblos y nuestros pueblos y nuestra vida sólo perduraran si nosotros queremos.
Hay voces enmudecidas por el ruido de fondo, voces que claman en los desiertos húmedos, sin más audiencia que su propia conciencia. Y sin embargo siguen clamando y proclamando que un río es más de una vida.
Esas voces salen de unas gargantas bañadas en saliva, y en las que las palabras se amontonan apresuradamente en los labios porque queda mucho que decir aunque el auditorio sea escaso.
Me habeis oido como al chófer de un vehículo que da «palique» a sus ocupantes, como un sacamuelas-barbero que distrae la atención del parroquiano contandole chascarrillos mientras le afeita las barbas. Pero no quiero afeitar a nadie, quiero aclarar algunos oídos para que el agua limpia entre a raudales en la conciencia de todos aquellos que de verdad aman su tierra y sus gentes.
Gracias a Aguas Ríos y Pueblos, esa vocecita mía va recuperando palabras y frases para llenar los silencios que nos rodean. No hablo en boca mía, sino ajena, no digo nada que ellos no hayan dicho ya, porque yo esparzo ese agua en forma de gotas que humedezcan poco a poco un terreno yermo y lo conviertan en prado fértil, en remanso de paz y gozo.
Esa gente de la que hablo, que está ahí a nuestro lado confundida en el tumulto, dice mucho y bien de amor y sentido fraterno hacia los ríos, y por tanto hacia las gentes con las que conviven a diario. Basta con que los oigamos para entender que están de nuestra parte, de la parte de todos, sin ambición personal y dando todo por cuidar de la vida que vamos a «inventar» para el futuro.
Una voz aragonesa, con acento maño y todo, lleva toda una vida dedicado a ser… persona. ¡Grandísima persona!. Jurista, escultor y poeta caben en una sola voz, la del que fué Justicia de Aragón, Emilio Gastón, y que nos regaló un sentido y entrañable recitado de poemas como parte de la agenda ciudadana de ARP (Aguas Ríos y Pueblos). El mismo dice que: » la poesía no sirve para nada pero es… IMPRESCINDIBLE «. Y si él lo dice será verdad, porque no es una persona que tenga que mentir después de una larga vida dedicada a transmitir sinceridad.
Su voz llenó todo el espacio de una pequeña sala, el Albeniz Musicbar, y nos hizo disfrutar de sus poemas y de sus sentimientos, hizo homenaje a Labordeta, nos llevó hacia su corazón «ipsofactamente» y demostró que, por más que diga, la poesía sí que sirve para todo.
Gracias a todos los que han posibilitado estos encuentros y los próximos, seguro que alguno más de nosotros se animará a llevar agua a nuestras almas a través de un poema.