Ayer mismo se daba la noticia (y ésta no es de la agencia FIN) de que se prorroga la declaración del Estado de Alarma hasta el 15 de Enero. Así que vamos de alarma en alarma hasta que la «peña» por fin entre en vereda.
Pero ¿qué es lo que genera tanta alarma para que el Ejército tenga que velar por la tranquilidad civil?, al menos en materia aérea. El terrorismo, la crisis, el desempleo, Marruecos, la corrupción política, los inmigrantes ilegales, la fuga de capitales, etc.,etc. justificarían de alguna manera esta ALERTA ante la situación general que nos está tocando vivir.
Sin embargo nada de eso ha sevido hasta la fecha para pasarle los trastos a las Fuerzas Armadas, quienes según el artículo siguiente de la Constitución tienen estos objetivos:
1. Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.
Así que estamos jugando con fuego haciendo que esas fuerzas armadas se salgan de sus cometidos «a la fuerza». Si realmente defienden el ordenamiento constitucional, tendrán que responsabilizarse de cada acto presuntamente inconstitucional que haya cometido un Gobierno al que deben obediencia.
Si todos esos problemas que tiene que superar nuestro país requieren del uso de unos Ejércitos para garantizar la paz social, vamos dados… dentro de nada habrá que militarizar a los médicos, maestros, funcionarios, conductores de cualquier medio de transporte, bomberos, periodistas, fontaneros o parados… todos tenemos ganas de que esto cambie, claro que sí, y no es descabellado pensar que antes o después muchos colectivos laborales de toda índole acaben echándose a la calle a reclamar sus justos derechos fundamentales, recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Señores míos, señorías del Parlamento, no le pasen el muerto a las FF.AA. ellos son unos ciudadanos más de nuestro país, que desde hace muchos años han estado preparándose para cumplir con lo que les pide la Constitución. No les hagan «cómplices» de sus desatinos, de sus imprevisiones y de su forma de capear temporales a fuerza de Decreto-Ley. Como se den cuenta de que los primeros que se están «fumando» la Constitución son sus señorías, entonces será cuando tengan que cumplir realmente con su misión, y habrá que militarizar el Parlamento.