El pasado viernes inauguré las Ventas como espectador de una corrida. Fuí invitado ya que no había entradas y pude ver tres buenas faenas cuando los toros lo permitieron.
La primera parte fué «sosota», toros sin muchas ganas de dar embestidas y los diestros pusieron de su parte mucho más de lo que les permitían las condiciones de los animales. Con el cuarto de la tarde todo cambió, así que Castella, y luego Manzanares, se llevaron una oreja cada uno. En el sexto Talavante perdió la oportunidad de conseguir el trofeo por dejar al toro sin picar y fallar con la espada, una lástima porque había en las gradas ganas de dársela.
Ver una corrida en Madrid es un espectáculo soberbio. Me falta ir a Sevilla y entonces tendré el doctorado como aficionado a los toros. Por ello os dejo unas cuantas fotos en las que se ven las distintas fases de un festejo taurino. Evidentemente no todos tenemos los mismos gustos o aficiones, así que a quien no le gusten las corridas basta con que no pulse el enlace.