Así podemos llegar a conocer un país que desde España nos parece todavía algo exótico a pesar de ser también miembro de nuestra comunidad europea.
Será que los magiares dejaron una huella histórica a la que no hemos sabido llegar, salvo por alguna referencia de «pasada» durante la etapa escolar.
Ahora he descubierto este país gracias fundamentalmente a mis «aficiones» gastronómicas. No hace muchos días ví una noticia en la que hablaban de la recuperación de una raza de cerdos peludos, que se pasan el día correteando y haciendo ejercicio, y que por ello producen una carne excepcional para la elaboración de jamones y embutidos que luego son «curados» en tierras segovianas, es el llamado Cerdo Mangalica. Parece ser que no tienen nada que envidiar al propio Jamón Ibérico, con lo que han posibilitado la salvación de una raza en peligro de extinción para poder paladear estos jamones «made in Spain».
Pero no acaba ahí la cosa. En nuestra búsqueda de nuevos productos que añadir a la lista de la compra de nuestros turrones, andamos buscando vinos dulces que «mariden» bien con los dulces navideños o cualquier otro postre. Así que llegamos a un vino extraordinario cuyo origen está tambien en Hungría, El Tokaji. Ayer hicimos una prueba de la calidad del mismo acompañado de diversos tipos de dulce. El resultado exquisito. Como no soy «catador» os tengo que remitir a los que saben definirlo adecuadamente, así que aquí teneis las fichas de cata. Yo lo único que puedo decir es que es un vino muy aromático y sabroso, lleno de sabores novedosos para mí y desde luego que todos muy agradables y que te llevan a recordar viejos olores grabados en tu mente desde niño. Según dicen los expertos, es un vino óptimo para acompañar un buen Foie...
Así que no voy a perder de vista este país que acabo de descubrir partiendo del paladar y del estómago. Estoy convencido de que más de uno también lo va a buscar y disfrutar desde este preciso momento…