La A-2, como todos sabeis, es la autovía a Madrid. Realmente es una carretera extraordinariamente peligrosa y con un montón de «trampas» dispuestas de tal manera que el riesgo de accidente es elevado. Curvas mal peraltadas, pendientes prolongadas en curvas que se van cerrando más y más conforme las vas trazando, un pavimento lleno de baches y «parches», densidad de tráfico altísima puesto que es el eje principal este-oeste de la península y no hay ni siquiera una autopista o una nacional convencional, camiones y transporte pesado, etc.
Ayer a la altura del km. 270 aprox. tuvimos ocasión de ver el camión de la fotografía completamente plegado sobre sí mismo, la cabina del conductor incrustada en la mediana y desconozco si hubo heridos. Bien es cierto que además de las peculiaridades de la carretera, habían caído las primeras precipitaciones de lo que momentos más tarde se convirtió en un fortísimo aguacero, con rachas de viento muy intensas. La visibilidad era muy reducida y el tráfico circulaba con gran precaución.
En estas condiciones parece que se ha puesto de moda llevar activadas las luces antiniebla. Lo que a estos conductores les debe parecer una idea estupenda, al resto no hace más que perjudicarles. Como su nombre indica dichas luces son para «NIEBLA«. En el caso de lluvia aunque ésta sea muy intensa, hay que llevar las luces de cruce, las cuales permiten distinguir a cualquier vehículo a la suficiente distancia como para mantener una distancia de seguridad adecuada. Mientras que las luces antiniebla lo único que ocasionan en estas condiciones son el «deslumbramiento» de los demás conductores. La intensidad de las mismas se ve acentuada por las propias gotas de lluvia , confundiendo a quienes se aproximan por detrás e imposibilitando diferenciar si los vehículos precedentes están frenando. Por favor, la prudencia en carretera es algo más que utilizar todos los medios disponibles para hacerse ver, por la misma razón mantendríamos siempre las luces «largas» para que nos vieran los que vienen de frente. ¿No?.
