(autor tropicdiver)
Sorprendente artículo que aparece completo en Diariovasco.com con el título de alas de oro. A mí me ha llamado la tención el título, así que había que considerarlo y leerlo.
Guillermo Gómez-Paratcha, el comandante que llevó a la Roja a Sudáfrica, dicen que es el comandante en activo con mayor número de horas de vuelo. ¡Enhorabuena! porque el niño que quería volar lo consiguió y ahora es el señor que sigue volando.
Al ser un artículo periodístico lo hace de manera que quedan en el aire algunas cosas muy notables de esta profesión. Por ejemplo pasa casi de puntillas sobre el tema de las condiciones laborales, los salarios, la economía salvaje de medios, etc. Aunque deja entrever que todo ha cambiado y mucho en estos últimos 40 años. Y desde luego que ha ido a peor.
Aviación Digital destaca en la reseña que hace a este artículo estos datos:
«PILOTOS EN CIFRAS 1.640 pilotos componen la plantilla de Iberia (datos al cierre de 2009). Representan el 8% del total de la plantilla del grupo, y operan un total de 180 aeronaves, incluidas las de Iberia Regional Air Nostrum. 150.000 euros anuales gana, de media, un comandante de la aerolínea española, aunque los profesionales con más horas de vuelo pueden llegar a los 200.000 euros. El salario de los copilotos ronda los 105.000 euros. En las aerolíneas de bajo coste estas cifras bajan de forma drástica y el sueldo de un primer piloto puede andar por los 105.000 euros al año. 50.000 euros cuesta, como mínimo, obtener la licencia de piloto comercial, más las horas de vuelo y la capacitación necesaria para comenzar a ejercer.La crisis y la saturación del mercado laboral han encarecido el proceso de formación. 6.200 es el número de pilotos colegiados en España. La inscripción en el Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial (COPAC) es obligatoria para operar aeronaves de carga, transporte de pasajeros y helicópteros.»
El protagonista destaca el alto precio que se paga a nivel emocional, con la familia como mayor perjudicada de una profesión vocacional, y en la que no queda sitio para esa conciliación familiar de la que hablan nuestros políticos sin reparar en que la práctica de determinados trabajos lleva implícita la aceptación de esa premisa.
Habla también de que el mercado está saturado, aunque lo achaca al cierre y regulaciones de plantilla en las compañías, y que siendo una parte del problema, no es la causa real, sino que tiene más peso el exceso de escuelas de formación en las que, a cambio de un montón de dinero, nuestros jóvenes obtienen una licencia que dificilmente conseguirán rentabilizar. Salen al mercado laboral sin experiencia, como todos, buscando cómo poder hacer horas de vuelo para competir con otros 3000 profesionales en paro, así que los buitres que sobrevuelan el espacio aéreo encuentran carne fresca con la que alimentarse, ofreciendo volar en condiciones miserables y sin cobrar un euro.
Yo, cuando en la playa veo un avión remolcando una pancarta, no veo la publicidad sino que veo en la cabina un proyecto de futuro de un joven que también quiere volar. Veo un empresario detrás que probablemente se esté aprovechando de lo que otros le han propiciado dando lugar a situaciones rocambolescas contra las que el colectivo de profesionales nunca hemos reaccionado. Cuando uno llega a su sillón en el cockpit no se acuerda de lo difícil que ha sido, y no hacemos nada para evitarlo ¿verdad COPAC?.
Estamos en una sociedad individualista, en la que se hace bueno lo de que «el que venga atrás que arree». Pero esa actitud conformista nos ha llevado a un empobrecimiento generalizado de cualquier trabajo. Hay que decir ¡basta!, un piloto joven no debería pagarse el curso de calificación de un avión para ir regalando a las compañías después de haber sido sangrado para conseguir la licencia de piloto comercial. No se debería dejar que se trabajara gratis con desalmados que encima mantienen esos avioncitos en vuelo a base de subterfugios, o manipulaciones en los libros de horas del avión para alargar el período entre revisiones obligatorias. Porque esos muchachos se juegan el físico por nada. Si hablamos de esa aviación a la que llamaré TERUEL, porque también existe, daría como para paralizar la sangre en nuestras venas.
¿Qué tenemos que decir de las pequeñas compañías de carga?; sí esas que nos traen los paquetes a tiempo cada noche. De los aviones y profesionales de fumigación aérea, operando a baja cota constantemente y aterrizando en un camino agrícola y sorteando líneas de alta tensión. ¿Sabemos algo de bomberos aéreos?, practicamente nada. Esas ambulancias aéreas, en avión o helicóptero, solamente nos importan si tienen que evacuar a alguien próximo, el resto del tiempo es como si no existieran. Esos que vuelan en aviones privados sin horario fijo, a expensas del capricho de su «señorito», y tantos y tantos pilotos a los que ignoramos los «consagrados» o ungidos por la gloria de volar en una compañía aérea…
Sí, sí, hay mucha aviación a parte de la de un Airbus 340 o un Jumbo, porque en todas esas que se llaman «actividades aéreas» también vuelan pilotos, y en una condiciones muy precarias.
Con mis alas de plomo ya no batiré ningún record de permanencia, pero me gustaría que todos esos niños que quieren volar tengan la posibilidad de hacerlo, que lleguen a obtener sus propias alas de oro, y que los que alguna vez hemos amado esta maravillosa profesión les tendamos la mano y la experiencia para ayudarles a volar más alto y más seguros.
JIo, por fin se hizo la luz en tu cerebro. ¡Aleluya!… jeje tampoco me quejo de mis alas, al fin y al cabo me llevan más alto y más lejos que las de aluminio. 😉
jajajajajaa… alas de oro, así se debería titular tu blog 🙂 porque de plomo no te hace justicia.
ahora te leo y entiendo mejor tus posts, cuando hablas de air nostrum… de ese piloto que lleva el cartel en la cola del avión… no sé si te preguntaba a ti o al otro emilio sobre esos pilotos y licencias para volar por las playas…..
te voy a dejar el enlace en el muro del texas…. 😀
alé