Argentina en Zaragoza

Tenemos la suerte en Zaragoza de tener una gran Argentina, la nuestra, haciendo patria común entre sus dos países. Hay que ver la fuerza con la que se entrega a ello, compartiendo su amor hacia su  país de origen y a esta tierra a la que, como no podía ser de otro modo, también quiere con pasión.

Yo ayer quise estar con ellos, junto a ellos, y celebrar el Bicentenario de su País y en cierto modo homenajear a todos los emigrantes que han abandonado su patria, su tierra, buscando vivir mejor de lo que las circunstancias les ofrecían en un momento determinado.

Llegué tarde a la cita, pero llegué a tiempo de sentir su «alma criolla», ver bailar un tango y una chacarera, escuhar una loa al tango, o una canción dedicada a los locos… todo ello engarzado a través de la presentación de la propia Carina.

Ella no lo sabía, ni ninguno de los que allí estaban, que este zaragozano (el pesadito con su compacta) estaba viviendo su propia historia de emigración. De cuando su padre marchó a Brasil y luego a Liberia, de que había sido un gran cantante aficionado de tangos al que le ofrecieron la posibilidad de cantar en una radio de Sao Paulo, de que la vida le llevó y le trajo allá donde pensó que su sacrificio haría posible una vida mejor para su familia…

Esos argentinos que estaban a mi lado ayer, no pudieron recibir de mí una muestra de apoyo y de sentimiento, porque no era más que un invitado a su fiesta, pero me quedé con las ganas de hacérselo llegar.

He tenido ocasión de ver españoles del exilio, ya viejos, llorando como niños al oir nuestras jotas en la casa de España en París. Ni siquiera eran aragoneses la mayoría, pero lloraban por muchas cosas con una jota. Lloraban de añoranza de España, lloraban de rabia por haber tenido que marchar, lloraban de emoción y de alegría también. Simplemente lloraban.

Yo ayer hubiera llorado, cuando ví bailar un tango, lo que bailaban mis padres de novios. Hubiera llorado también con la canción a los locos, al abrazar a Carina y a su okupa. Ayer yo hubiera llorado por muchas cosas, pero no era momento de hacerlo, porque era una fiesta, y en las fiestas hay que ser felices y estar contentos;  y además porque me cuesta muchísimo llorar, ¡qué le voy a hacer!.

Me fuí con el alma serena, le dediqué  ese tango a mi padre y me marché con la compacta cargada de emociones en cada píxel…

Las fotos no son lamentablemente reflejo de ese sentir, ni siquiera tienen una calidad como hubieran merecido, pero a pesar de las limitaciones de mi camarita, las hice con el corazón, y espero que con ellas entiendan qué hacía allí un hombrecillo como yo.

Gracias, Carina, por la invitación y gracias a los demás por haber venido a Zaragoza a vivir vuestra propia historia, lejos de Mar de Plata o de la Pampa. Os habeis ganado el derecho de ser zaragozanos (si lo quereis), manteniendo vuestra propia esencia. Os aseguro que yo me sentí un poco «gaucho» a vuestro lado.

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

9 respuestas a “Argentina en Zaragoza”

  1. Pingback: Una Chacarera | Alas de Plomo

  2. Gracias, Lili, tengo la suerte de haber conocido a muchos argentinos que viven en España, y te aseguro que todos son gente maravillosa. Vuestros caminos han llegado a Zaragoza y mientras esteis aquí, aunque sea en tránsito, espero que disfruteis de ella. 😉

  3. ……….somos todos ciudadanos del mundo, hoy me toca a mi, mañana puedes ser tu. Lo importante es no olvidar sus raices y aprender a amar a la tierra que te da cobijo. Viva Zaragoza!!! Gracias Zaragoza!!

  4. Fué muy agradable estar allí y sentir lo que quieren a su país. Jubi, la historia de América es también nuestra historia. Y siempre hay sitio para el recuerdo, para el folcklore y los gestos. La cuestión es procurar que el futuro sea mejor siempre que lo pasado… 😉

  5. Me alegra que la fiesta fuera todo un éxito y como dice Nfer en mi blog «una Argentina de nacimiento (sin raíces americanas, todos mis antepasados bajaron de los barcos que vinieron de Europa)» : En esto de los festejos, si son para unir, bienvenidos sean.
    Si además sirven para aclarar, me permito recordar el silogismo de Chuquisaca.

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