Resulta esperanzador, en cierto modo, ver cómo todavía queda gente como Arturo Pérez Reverte, escribiendo artículos en los que la crítica se expone razonadamente, con una ironía y sarcasmo «marca de la casa» y con la rabia contenida de quien ha visto la cara más dura y cruel de los seres humanos en sus peripecias como reportero de guerra.
Una vez más me rindo ante él, en su artículo “A ver si lo he entendido, presidente”, que debería ser llevado de inmediato al pleno del Congreso para su debate y aprobación de una nueva Constitución…
Por ponerle un pero trataría por igual a todas ellas, sin consideraciones históricas de lo que ellos consideran el «hecho diferencial». Por decirlo suave, todos iguales ante la Reforma ya necesaria y urgente. Y puestos a diferenciar sería bueno recordar que «históricamente» lo que conocemos por España surgió de la alianza matrimonial entre Fernando e Isabel, los Reyes Católicos, que dieron forma a un nuevo estado con la integración de los dos grandes reinos de Aragón y Castilla.
Ahora no deberíamos mirar atrás, sino adelante, luchar todos contra la desidia política que nos ha llevado a donde estamos, establecer un marco democrático actualizado a las necesidades presentes y futuras, y sobre todo que de alguna manera nos haga entender que si queremos ser nación debemos empezar sintiendo que lo somos, que tratamos de aunar esfuerzo y voluntad para salir adelante. Y si preferimos ir cada uno por su lado, pues también es posible claro que sí. Pero si seguimos estancados e hipotecados por las Autonomías, el Senado y demás instituciones poco o nada eficaces, al final gritaremos aquello de ¡Sálvese el que pueda!