La imagen da una idea de lo que está alrededor de Zaragoza a aproximadamente una hora de vuelo, o unos 400 km.
Zaragoza es, como cualquier ciudad grande, una particularidad en mitad de una región poco poblada y que contribuye por ello a la despoblación de su zona de «influencia».
Pero Zaragoza intenta atraer negocio a Aragón dada su situación estratégica respecto a otras ciudades igual de importantes y mucho mayores, que están en un radio de 300 km. de ella. El aeropuerto de Zaragoza tiene muchos puntos favorables para hacer de PlaZa lo que se pretende desde su inicio, convertirse en la mayor plataforma logística europea. Sin embargo arrastra un problema de base que no le permite «dispararse» demasiado deprisa, y es que es base OTAN, además de aeropuerto alternativo en las misiones de las lanzaderas espaciales.
Así que lo que por un lado constituye una ventaja, acaba siendo un inconveniente para su definitivo despegue. El aeropuerto en sí es magnífico, con dos pistas paralelas estupendas, sin obstáculos próximos, con unos vientos normalmente intensos pero de dirección casi constante, aproximación ILS a la 30 R, y sin embargo cualquier aventura aeronaútica no ha acabado de «cuajar» por estos pagos.
Siempre he defendido la teoría de que un aeropuerto, por sí mismo, no es capaz de generar ningún negocio rentable. Es la sociedad la que debe establecer esa necesidad previamente, para después facilitar el intercambio comercial a través de un medio de transporte aéreo que sí demandará un aeropuerto. Al revés no funciona.
Buena prueba de lo que digo es el devastador informe que hace hoy el Heraldo sobre el aeropuerto de Huesca, antes Monflorite, en el que se ve cuánto dinero pierde al año por una nefasta idea política de poner un aeropuerto en cada provincia española. No digo que Huesca o Teruel no se merezcan tener un aeropuerto, pero si detrás de esos aeropuertos no hay ninguna necesidad real de transporte aéreo, el destino de ellos es lo que ahora ya tienen… ¡PERDIDAS MILLONARIAS!.
En Jaca hace muchísimos años que tienen un aeródromo de uso deportivo, el de Santa Cilia, un lugar en el que volar a vela, o saltar en paracaídas con el telón de fondo de los Pirineos es un privilegio. Y eso sí que está preparado para recibir esquiadores de cualquier parte del mundo. A pesar de que la distancia a Huesca no es mucha, hacer un enlace por carretera hasta las pistas de skí no es demasido atractivo comercialmente.
En cuanto al de Teruel en Caudé, poco podemos añadir que no se hubiera podido prever. Una obra absurda (con perdón para los turolenses), que no sólo no les reportará mayor volumen de negocio, sino que acabará lastrando el poquito capital de desarrollo que se les destina. Y me temo que seguirán marchando a Valencia a intentar sobrevivir de algo más que de proyectos destinados al fracaso.
En cuanto a crear una industria de fabricación de aviones… compitiendo en desventaja con grandes empresas de aviación ligera o deportiva, lo calificaría de temeridad. España no es que no sea capaz de producir, fabricar, desarrollar, innovar, etc. pero luego hay que vender y eso es bastante más complicado. No basta con las «presuntas» buenas intenciones para fomentar el empleo y el desarrollo industrial. Tampoco es suficiente con echar todo el dinero público que haga falta para tapar agujeros que no tienen fondo. Y menos aún como una apuesta populista para demostrar que un gobierno autónomo está luchando contra las circunstancias económicas adversas. Eso es demagógico.
Lo que ocurra con el Consejero de Economía de turno, de momento el señor Larraz, me importaría muy poco si detrás de él no hubiera gente que no merece caer a su lado. En cualquier departamento Público, hay siempre funcionarios leales, dignos, honrados que hacen bien su trabajo y que sufrirán las consecuencias políticas sin haber sido políticos. Otros sencillamente perderán un trabajo para el que fueron designados libremente por un político, para realizar distintas funciones de asesoría, informes técnicos, comunicación, auditorías, etc. y esos, a pesar de haber realizado muy bien su trabajo se irán con él a la calle. Lástima que estos no tengan consolidado como mínimo otro puesto de trabajo.
En fin, que ahora le ha tocado a Larraz y los suyos comerse el marrón (Marcelino tiene demasiado trabajo en Madrid apagando fuegos), luego será cualquier otro de los múltiples consejeros, tal vez el de Obras Públicas ya que no hay mucho que rascar, quizás Política Territorial… cualquiera sabe. Estamos esperando las elecciones de Mayo, como agua de mayo, así que quien no caiga ahora caerá en breves, y mientras tanto la candidata a la Presidencia de la DGA imagino que tiene que estar haciendo inventario antes de arrastrar lastres innecesarios.
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