Voy muy poco al cine, la verdad. Pero es que me resulta un engorro.
Recuerdo mi cine de barrio, el Delicias, Madrid, comiendo pipas y gritando cuando ganaban «los buenos». Los niños veíamos casi siempre peliculas de indios y vaqueros o de guerra. Las comedias eran de Jerry Lewis o Louis de Funes. En Semana Santa reponían siempre Ben-Hur, Quo Vadis o La Biblia. Y lo pasábamos muy bien.
La juventud nos alejó del cine «comercial» y nos atrajo hacia el cine de «autor». Ibamos a los cine-forum a ver a los Fellini, Buñuel y todos los monstruos del «séptimo arte». Aquello resultó muy duro para un jovencito engreído que quería sentirse «intelectual». Salía la mayoría de las veces sin comprender nada de lo que había visto. Pero lo peor de todo es que los que «moderaban» el coloquio descubrían matices y metáforas que, aun explicándotelas, no eras capaz de ver ni por asomo.
Decidí que el cine no era mi fuerte y volví a las películas de «entretenimiento». Comenzó el boom de los Pajares y Esteso, José Sacristán, Alfredo Landa, etc en la época que se dió en llamar del «Destape». Alguna de ellas resultó graciosa, pero tampoco consiguieron hacerme cinéfilo.
Luego llegó la inacabada e inacabable sucesión de películas basadas en la Guerra Civil. Debo reconocer que algunas me gustaron, pero acabé por saturarme del «monotema», así que finalmente decidí no ir «mucho» al cine.
No recuerdo cuándo ocurrió pero hubo un cambio radical en las salas de cine. Aquellos magníficos cines grandiosos : Monumental, Palafox, Cervantes, etc., dieron paso a unas minisalas que se llamaron desde entonces Multicines y desapareció la clasificación de los cines de «estreno» o de «reestreno» . Ello fué debido a la obligación por parte de las grandes distribuidoras, a que el exhibidor adquiriese un «lote» de películas para poder explotar los derechos de una determinada. Así que intentaron rentabilizar los saldos que les «endosaban», lógico.
Como aquí siempre vamos a remolque, se inventaron algo parecido, estableciendo las cuotas de pantalla para obligar a los empresarios del cine a proyectar un número mínimo de producciones nacionales. Amén de «subvencionar» a determinados proyectos cinematográficos que luego se convertían en rotundos fracasos.
Al final nadie está satisfecho con estas políticas, Ley de Cine, Huelga de Salas, Actores. Así que lo de ir al cine se ha convertido en algo «político». Si vas a ver los «bodrios» que se pagan con dinero público eres un buen ciudadano que vela por la economía de la industria de cine española. Si eliges producción americana, a parte de que te coman el coco con sus panfletos imperialistas, ¿estás financiando la invasión de Irak ?. Si vas a películas comunitarias podrás apreciar lo homogéneos que somos en esta gran nación europea.
Vamos que por si acaso, para no meterme con nadie, ¡sigo sin ir mucho al cine!.
Respuesta a «Vamos poco al cine» de 2008-01-03
No estoy totalmente de acuerdo con vuestros comentarios, muy respetables por cierto.Yo dejé de ir al cine durante unos 10 años, hijos pequeños, padres mayores enfermos etc.
Ahora he redescubierto el placer de la GRAN PANTALLA. Selecciono y tengo mis cines preferidos y otros vetados por incomodos u otras causas, lo mismo que la nacionalidad y tema de las pelis.
Busco que me gusten segun mi estado de ánimo y todos los sábados voy a la sesión de las16.30h. Desde luego también estamos 4.
Pero he visto algunas francamente buenas, ninguna de ellas era española.
Un saludo para todos, porque con este comentario me estreno.
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Sin duda que lo que hay que intentar ver es algo que te acabe gustando. Pero el cine español, en general y salvo excepciones, no atrae a las salas.
Estoy de acuerdo en la historia que relatas.
Indudablemente el cine es un arte -que como en todo arte hay para gustos y mucho bodrio-. Pero te hacer reir, llorar, alegrarte, pasar miedo, divertirte, pensar……..
Hay mucha gente que prefiere ver un bodrio (con mayúsculas) americano hacho para la vida americana completamente diferente de la nuestra, que una pelicula española normalica. Puedo recomendar una que está en pantalla que se titula «El club de los suicidas». Se pasa un buen rato sin grandes pretensiones.
Lo que ocurre es que con la edad nos volvemos algo comodones, pero el cine tiene su punto romántico, erótico (quién no ha metido, o intentado meter mano en el cine a la parienta?), te permite salir de casa, no abotargarte con la tele, etc.
Lo que hay que exigir son buenas pelis, independientemente de donde vengan.