Dentro de la ruta del fin de semana había que hacer parada obligada en la Colegiata de Bolea, auténtica maravilla que guarda en su interior no pocas joyas en forma de retablo. Desde el que preside el altar mayor en esta antigua mezquita, hasta el coro sobrio con el órgano restaurado, pasando por un pequeño retablo en alabastro policromado, todo lo que encierra es arte en estado puro.
Los Amigos de la Colegiata de Bolea han hecho una gran labor de difusión de este monumento, así que merece la pena conocerlos.
Como me gusta hacer os enlazo más fotos propias.
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