Resultan estremecedores los datos de incidentes aéreos tipo A (cuasi colisión), la merma de calidad en el servicio de control de tráfico aéreo (ATC), las demoras interminables en aeropuertos «saturados» de tráfico, y el batiburrillo de normas «ad hoc» que se han ido elaborando para «controlar» a los controladores.
Del lado aire ni digamos la «opresión» empresarial hacia los pilotos, que han visto cómo todo el trabajo de investigación en materia de biorritmos, fatiga, y el descanso necesario para adaptarse a ello, ha sido tirado por la borda en aras de una «productividad» incierta. Dejo de lado la parte más técnica, pero casi todo el mundo debería contar cómo se les «recomienda» ahorrar combustible, o qué tipo de averias «reiteradas» quedan impresas en el HIL (Hold Item List) y cuáles ni siquiera se anotan para no «dejar tirado» al avión. Hago aquí un inciso… cuando un coche se avería en carretera, cualquier conductor cuenta cómo el «coche le dejó tirado en la cuneta», mientras que curiosamente son los pilotos los que parece que «dejan tirado» al avión. ¡¡¡ ¿¿¿…??? !!!.
Otros colectivos aéreos salen a manifestarse ante el nuevo «modus operandi» de la aviación civil española. Bomberos, personal técnico, agentes de tierra. No han dejado títere con cabeza. Y se habla de AVIACION como una entelequia en la que el factor humano ha dejado de ser, no ya necesario, sino que lo han convertido en una molestia para el desarrollo de esa «presunta» aviación de la que se llenan la boca unos miserables cuentistas contables de manguito y ábaco.
Hemos dejado entre todos aislada una aldea gala con sus irreductibles, luchando contra el invasor sin la ayuda de la poción mágica. No llevan bigote, ni menhires, pero tienen el mismo temor que el jefe de la aldea, Abraracurcix, de que el cielo caiga sobre sus cabezas…
El cielo único europeo puede caernos encima en cualquier momento, y lo peor de todo es que puede caer de golpe sobre el todavía independiente espacio aéreo español.
A mí me gustaría que a los aguerridos controladores españoles se les uniera, en la defensa del cielo, toda la profesión aérea. Siempre he visto la profesión desde un punto de vista unitario, en la que todas las partes constituyen el todo, sin que ninguna pueda vivir sin la otra. Llevo unos días leyendo filosofía, por diversión, y no me canso de buscar lo que es la esencia del SER.
Evidentemente la metafísica, te lleva a reflexionar y te plantea demasiadas cuestiones a las que, cuando crees haber dado respuesta, te llevan a nuevas incertidumbres. En eso estamos en materia de SEGURIDAD AEREA, en la fase de reflexión y búsqueda de nuevas alternativas. A ver si los filósofos llegan a tiempo de disipar las dudas EXISTENCIALES.