Los abogados nunca deben preguntar a los testigos algún tema sobre el que no estén preparados para la respuesta que recibirán…
En un juicio en un pequeño pueblo del sur, el fiscal acusador llamó a su primer testigo, una abuela de mucha edad. Se acercó a la testigo y le preguntó:
Fiscal- Señora Pérez, ¿Usted me conoce?
Testigo- ¡Por supuesto que te conozco!. Te conozco desde que eras niño y, francamente, me has desilusionado. Tu mientes, engañas a tu esposa, manipulas a las personas y hablas mal de ellas a sus espaldas. Te crees una gran persona cuando no tienes la inteligencia suficiente para ser un barrendero. Sí, por supuesto que te conozco.
El fiscal quedó sin saber qué hacer. Después de pensar un poco apuntó al otro extremo de la habitación y preguntó:
– Señora Pérez, ¿Conoce usted al abogado defensor?
Ella contestó:
– Por supuesto que sí. También le conozco desde que era un niño. Es flojo, tiene problemas con la bebida, no puede tener una relación normal con nadie y su calidad como abogado es una de las peores del país. No debo olvidar mencionar también que engaña a su esposa con tres diferentes mujeres, una de las cuales es su esposa, señor fiscal. Sí, lo conozco.
El abogado defensor quedó en shock.
El juez, entonces, pidió a ambos abogados que se acercaran al estrado y con voz muy tenue les dijo:
– Si a alguno de los dos se le ocurre preguntar a la vieja si me conoce, les juro que se pudren en la cárcel.
Anwar, gracias por tu comentario. Espero que hayas disfrutado de las playas durante las vacaciones en Veracruz. Saludos desde Zaragoza (España).
Supremo!!!
Bueniiiiiiiiiiiiiiiiiisimo