A raíz de las imágenes de Don Josep Lluis Carod, insistiendo en que se pronuncie bien su nombre, he recordado un correo que tenía donde se puede apreciar la dificultad que tiene para muchos de nosotros hablar en nuestra propia lengua. No digamos si tenemos que pronunciar en otras lenguas distintas a la habitual.
Como estoy cansando de tanta monserga solo te dejo un enlace:
http://www.elmundo.es/elmundo/2007/09/26/espana/1190777077.html
La actitud del tipo ante la «inocente» pregunta del jovenzano es lo que cuenta: no es de recibo.
No sé cómo se llamará realmente. Ni me importa. Eso es cosa del registro Civil. De lo que se trata es de quien respeta a quien hablando en una lengua u otra. Yo siempre he procurado hacerme entender en cualquier lengua, incluso la catalana cuando he estado allí. Pero hacer de ello un muro insalvable para mantener una conversación fluida y productiva, es otra cosa.
Los nombres de las ciudades se traducen, los nombres propios no. Cada uno se llama como se llama. Nadie llamamos a Cruiff Juan, a Bush Jorge, etc…
Si el se quiere llamar Josep Lluis, ese es su nombre, nos guste o no, nos sea mas difícil o no. A mi no es que me desagrade ver las señales de tráfico con el nombre de Saragossa, lo que me molesta es que debajo no ponga Zaragoza, descriminando así a la Cataluña castellano-parlante y al resto de visitantes del estado español. Un saludo
Cuidado con estos jardines, que luego hay bronca. Jejej
Saragossa está guay.
La misma libertad que en Cataluña hay para llamar Saragossa a Zaragoza, tendremos los demás a llamarle José Luis, digo yo.
Lo demás es empecinamiento.
En los mapas que se publican en España, a la capital de Inglaterra la llaman Londres, no London, que es la manera de llamarla en su idioma oficial.