Dedicado a José Angel que me llevó a ver la casa de sus abuelos…
Hace no demasiado tiempo que estuvimos visitando una heredad de un amigo. Realmente fué un viaje hacia la nostalgia y un montón de sentimientos se agolpaban a cada paso que dábamos por una casa de labranza abandonada y maltrecha después de muchos años de abandono.
Era un sitio donde él jugó de pequeño durante las vacaciones del cole, había árboles frutales y animales en los corrales. Había vida.
Ahora sólo queda un lugar poblado de recuerdos y de espíritu de familia. Apenas cuatro muebles viejos y descacharrados, acumulan polvo y soledad a partes iguales, hasta que la excavadora se los lleve por delante o urbanicen las tierras de labor.
Fué un momento de ver reliquias de un pasado no muy lejano en el que algunos cacharros perdidos y fuera de lugar nos recordaban la forma de vida de nuestros abuelos, sobria y llena de dificultades.
Pero aquella forma de vida hace muchos años que acabó, con el éxodo a las ciudades y el trabajo en las zonas industriales, a cambio de poco más que un pisito en un barrio y un «curro» alienante en una cadena de montaje.
Ojalá pudiéramos haber mantenido nuestros pueblos llenos de gente y de niños, en vez de haberlos dejado convertir en páramos de trastos viejos y nostalgias. Fué una bonita excursión en el túnel del tiempo y aquí os dejo una colección de fotos en un album que he llamado Exodo.
Todo se andará. Lo primero que hay que hacer es proyectos. Retos imposibles y luego hacerlos realidad…
¿No piensas hacer un precio especial de amigo? Aunque si es verdad lo que dices…. pagaría lo que fuera.
Lamia, lo es. Y sin duda, que la primera noche de amor sincero la pasarás ahí. Ahora que sin duda te va a costar una «pasta». ¿Espero…!
Si es la casa que yo creo que es…. es preciosa.