No quiero poneros tristes con este soneto de Unamuno (tiene otros más alegres aquí). Simplemente la etapa que me está tocando vivir en la persona de mi padre, hacía que recordara este poema que se estudiaba en literatura como un ejemplo de alegoría.
El drama que encierra y el mensaje de cómo enfrentarse a su propio mal con la entereza que demuestra, es todo un ejemplo para los que a veces nos quejamos por alguna nimiedad. Con todo mi cariño a los enfermos de cáncer.
Este buitre voraz de ceño torvo
que me devora las entrañas fiero
y es mi único constante compañero
labra mis penas con su pico corvo.
El día en que le toque el postrer sorbo
apurar de mi negra sangre, quiero
que me dejéis con él solo y señero
un momento, sin nadie como estorbo.
Pues quiero, triunfo haciendo mi agonía
mientras él mi último despojo traga,
sorprender en sus ojos la sombría
mirada al ver la suerte que le amaga
sin esta presa en que satisfacía
el hambre atroz que nunca se le apaga.
Y si todavía os quedan fuerzas podeis dedicar un buen rato a leer las Coplas por la Muerte de Su Padre la más conocida obra de Jorge Manrique
Gracias por tu apoyo y cariño. Por muy sensato que se crea cualquiera, por muy preparado ante la muerte que creas estar, siempre es algo que nos llega de forma dolorosa y dificil de aceptar. Pero… es lo único seguro que todos tenemos y habría que asumirlo con la mayor dignidad posible para los enfermos.
Carlos, evidentemente siempre es duro ver sufrir a quienes nos rodean. Es verdad que cuando nos vamos haciendo mayores aprendemos a aceptar que la vida tiene un fin. Sin embargo cuando lo que termina es la vida de nuestros seres queridos nada nos prepara para afrontarlo. Sólo te diré, igual que comentaba hace poco en un post, que los demás sólo podemos estar a vuestro lado, acompañando, dando cariño y escuchando. Un abrazo.