Una tarde, un burro y su amigo el ratón, caminaban por la selva sosteniendo una animada charla, estaban tan distraídos que el burro no vió las arenas movedizas y cayó en ellas. Comenzó a dar alaridos:
– ¡Amigo ratón, ayúdame!, ¡Ayúdame, por favor!
El ratoncito se desesperó, no sabía qué hacer… De pronto una magnífica idea le vino a la cabeza. – Espérame un instante, amigo burro, enseguida regreso.
El ratoncito corrió como loco hasta su casa, y sacó del garaje su Mercedes-Benz 450. Rápidamente regresó junto a las arenas movedizas, se bajó del coche y ató la cola del burro al parachoques del mismo. Se subió, puso primera y arrancó con delicadeza. Después de un par de intentos logró sacar a su amigo de las arenas…¡Todo fue júbilo y fiesta!
El burro reconoció que no existía nadie mejor, y más ingenioso que su amigo el ratón.¡Amigo ratón, tú eres los mejor del mundo!, le dijo abrazándolo.
Al cabo de un año, paseando de nuevo por la selva en animada charla, fue el destino el que quiso que el ratón se deslizara sin querer en las mismas arenas movedizas.
Los alaridos se escucharon por toda la jungla:
– ¡Ayúdame amigo burro!, ¡ayúdame!.
El burro se alborotó, no sabía qué hacer, pensaba y pensaba y nada se le ocurría…
– ¡Ayúdame amigo burro, recuerda que hace una año yo te saqué de aquí!
– ¡sí. Amigo!, pero yo no tengo coche para poder rescatarte, dijo el burro.
De repente una idea brillante se le ocurrió al burro… sacó su miembro y lo depositó sobre las arenas.
– ¡Agárrate, amigo ratón! Agárrate fuerte de él y yo te saco. Con gran esfuerzo el ratón logró aferrarse al pene del burro, éste retrocedió y logró sacar a su amigo.
Ambos se abrazaron emotivamente y saltaron de júbilo.
MORALEJA: “ El que la tiene grande, ¡No necesita un Mercedes! “
Roberto